El episodio más reciente de la ola de violencia que azota a Cúcuta se registró la noche del lunes festivo, cuando una pareja fue brutalmente asesinada en el barrio Jerónimo Uribe, mientras que otro hombre fue apuñalado en Cúcuta 75. Estas tres muertes, ocurridas en cuestión de minutos, resaltan el cruento enfrentamiento entre bandas criminales por el control territorial y la venta de drogas en la ciudad.
La pareja asesinada en Jerónimo Uribe fue víctima de los peligrosos ‘gota a gota’, conocidos prestamistas que utilizan métodos brutales para cobrar sus deudas. Este incidente no es aislado, sino parte de una serie de asesinatos que han sacudido a la capital nortesantandereana en los últimos días.
El domingo, el cuerpo sin vida de un hombre apareció en la vía que de Cúcuta conduce a la Ye Astilleros, seguido por un ataque a tiros que acabó con la vida de otro hombre en Toledo Plata. Ambos eran individuos con prontuario criminal, involucrados en la guerra sin cuartel que libran las bandas por el dominio de la zona.
El sábado fue el día más violento. Sobre las 9:40 de la noche, en el Barrio Cundinamarca, dos mujeres fueron asesinadas, una de ellas menor de edad, mientras se encontraba en una tienda haciendo compras. El ataque dejó además cinco personas heridas. Este acto de violencia extrema fue otro capítulo en la lucha sangrienta por el control del territorio.
Ese mismo día, un hombre que había sido reportado como desaparecido fue encontrado muerto en Banco de Arena, zona rural de Cúcuta, y en el barrio Latino, una mujer conocida como ‘La Machorra’ fue asesinada. Ambas víctimas tenían antecedentes delictivos y estaban vinculadas a las actividades de las bandas criminales en la región.
El viernes, cuando apenas comenzaba el largo fin de semana, la ciudad fue sacudida por otra dantesca escena: una pareja de habitantes de calle fue baleada en El Canal Bogotá. La Policía acorraló al presunto homicida en el mismo lugar de los hechos. Ese mismo día, otro hombre conocido como Kakita fue asesinado en la Urbanización Panamericano, sumando más nombres a la lista de muertos por la violencia entre las pandillas.
El caso más aterrador ocurrió en la Avenida del Río, cerca del puente Enrique Cuadros Corredor, conocido como La Gazapa. En una zona boscosa cerca del río Pamplonita, entre basura y escombros, una persona fue asesinada y luego incendiada para borrar la evidencia. Habitantes de la calle vieron las llamas y al acercarse descubrieron los restos humanos, alertando de inmediato a la Policía Metropolitana (Mecuc).
Las autoridades locales se encuentran investigando estos hechos para esclarecer las circunstancias de cada uno de ellos y llevar a los responsables ante la justicia. No obstante, la mayoría de las víctimas tienen un denominador común: sus prontuarios criminales y su pertenencia a bandas que se disputan el control del territorio y la venta de drogas.
La guerra entre las bandas criminales ha convertido a Cúcuta en un campo de batalla, donde la violencia es la norma y la muerte acecha en cada esquina. La Policía y las autoridades siguen en pie de lucha para desmantelar estas organizaciones y devolver la paz a la ciudad, pero el camino es largo y lleno de desafíos. Mientras tanto, la población vive con el temor constante de ser atrapada en medio de esta sangrienta disputa.