Alfredo Castillo llegó al club cuando ni siquiera había liga profesional y estuvo en aquel ballet azul de los años 50. Su récord no se ha batido desde 1948
Hablar de Millonarios es hablar de El Dorado y el momento en el que algunos de los mejores futbolistas argentinos voltearon a mirar a Colombia y la vieron como la gran oportunidad para seguir haciendo lo que amaban. Jugadores como Alfredo Di Stéfano o Adolfo Pedernera marcaron un hito en el embajador, convirtiéndolo en el mejor equipo del mundo en los años 50. Aun así, antes de ellos ya había llegado otro gaucho que también ayudó a marcar esa época y que no es muy recordado. Su nombre era Alfredo Castillo y es, hasta el día de hoy, el máximo goleador de Millonarios en la historia.
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Alfredo Castillo, el mendocino que conquistó a Alfonso Senior
Apodado como “La Muñeca”, Alfredo Castillo nació en Mendoza y desde pequeño se dejó contagiar por la fiebre del fútbol. Sus primeros pinitos los dio en el entonces Nacional Vélez Sarsfield Pacífico, hoy conocido como el Club Atlético Argentino, en donde jugó en las divisiones menores, demostrando su capacidad goleadora. Eso lo llevó a debutar en la primera división provincial en 1941, con apenas 18 años, y después a ser elegido para jugar con la selección de Mendoza en el Campeonato nacional que se llevó a cabo en Buenos Aires en 1944.
Dicho torneo fue el gran trampolín para el goleador se diera a conocer dentro del círculo del balompié argentino, pero, lejos de ser contratado por los grandes equipos del fútbol gaucho, como Boca Juniors o River Plate, terminó siendo visto por el papá del fútbol en Colombia. En 1946, Alfonso Senior, quien por ese entonces estaba reestructurando al Club Atlético Municipal para convertirlo en el Club Los Millonarios, le puso el ojo y lo trajo a Bogotá. Así fue como el delantero llegó a un club profesional que aun jugaba en una liga amateur, logrando ser titular indiscutido de esa primera plantilla.
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El fútbol profesional y sus primeros pasos como leyenda embajadora
Alfredo Castillo demostró gran cariño por Millonarios desde que firmó con el club, y eso se demostró en los 2 años que tuvo que jugar en ligas regionales amateur y torneos amistosos en el exterior. Aun así, la vida le daría su recompensa, pues en 1948, con la inauguración de la liga profesional de fútbol en Colombia, pudo empezar a demostrar su talento de forma oficial, siendo uno de los jugadores extranjeros más recordados de esa primera competición y dejando atrás a sus propios compatriotas, y a futbolistas españoles.
Para empezar, el delantero convirtió el primer gol de Millonarios en el fútbol colombiano, en el partido debut del equipo frente a Once Deportivo, y de paso se convirtió en el primer extranjero en anotar en la liga. Además de eso, también fue el autor del primer gol olímpico del certamen y, finalmente, se hizo con la primera bota de oro en la historia del fútbol nacional, siendo el máximo goleador de esa primera edición con un total de 31 goles, 11 más que el segundo anotador, el delantero español de Santa Fe, Jesús María Lires.
Ese primer torneo de Alfredo Castillo solo fue la punta del iceberg de lo que haría en las próximas temporadas. En 1949, ya con Alfredo Di Stéfano, Adolfo Pedernera, Antonio Báez y todo el combo de El Dorado en el equipo, “La Muñeca” siguió siendo uno de los delanteros más importantes del club y logró seguir aumentando sus números con el ballet azul.
En 1952, abrió el marcador para la histórica victoria del embajador 4-2 sobre Real Madrid, en la celebración de las Bodas de Oro del club merengue y, después, se convirtió en el primer argentino en anotar más de 100 goles y en jugar más de 100 partidos en Colombia.
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El máximo goleador de Millonarios desde 1948
Alfredo Castillo se retiró del fútbol profesional en 1957, después de haber militado por 11 años en Millonarios. Vestido de azul alzó 13 títulos, 5 de ellos oficiales (4 ligas colombianas y 1 Copa Colombia) y logró anotar 133 goles oficiales con el club, siendo el máximo goleador del equipo desde 1948. Aun así, se estima que, sumando los goles que anotó antes de la inauguración de la liga profesional, alcanzó a marcar más de 300 tantos con el ballet azul, siendo inalcanzable para cualquier otro jugador que esté en la lista, y eso que en ella aparecen Arnoldo Iguarán o el mismo Di Stéfano.
Tras su retiro, estuvo en Bogotá por un tiempo y fundó un restaurante; pero después decidió devolverse a su tierra natal, a pasar su vejez. En 2005, murió en Mendoza, dejando un vacío imposible de llenar para aquellos que en algún momento tuvieron el placer de verlo jugar. En los libros de historia, el recuerdo se encargó de dejarlo relegado, por detrás de la saeta rubia que jugó en Europa y que se volvió el mejor jugador del mundo en su momento.
Incluso, las nuevas generaciones no conocen de su importancia y su nombre poco suena entre los históricos. Sin embargo, nadie puede quitarle sus goles y, hasta ahora, nadie ha podido quitarle su título como el máximo goleador de Millonarios, la hazaña que por más de 70 años ha tenido sobre sus hombros.
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