Los milagros de Jesús: signos del Reino de Dios
Por: Pbro. Juan Carlos Ballesteros Celis, párroco de Santa Clara de Asís y miembro de la pastoral de catequesis.
Una buena parte de la acción de Jesús en su vida pública, la ocupan los milagros que aparecen estrechamente unidos a su predicación del Reinado de Dios y que son testimoniados por los Evangelios. De hecho, sin las narraciones de los milagros, los Evangelios quedarían ampliamente reducidos a unos pocos capítulos.
- Significado de los milagros de Jesús en los Evangelios
Esencialmente se pueden decir que son manifestación de la llegada del Reino de Dios al mundo, que es la idea principal que plantea el Evangelio de san Marcos. Por su parte en san Mateo, los milagros equivalen al cumplimiento de las promesas de Dios; y en san Lucas, corresponden a la manifestación de la misericordia de Dios para con los afligidos y los que sufren. En el Evangelio de san Juan, los milagros declaran su comunión con el Padre y revelan la gloria de Jesús.
Todos los milagros en el testimonio de los Evangelios, están unidos a Jesús y, de hecho, es Jesús mismo el gran milagro: “Una generación malvada y adúltera reclama una señal, y no se le concederá más señal que la señal del profeta Jonás. Como estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en las entrañas de la tierra, tres días y tres noches” (Mt 12, 39 – 40).
- Relación entre Reino de Dios y Milagros
Si se acercan de manera detenida al relato de los Evangelios, encontrarán que Jesús nunca define el término “Reino de los cielos”, simplemente lo manifiesta con su predicación, sus milagros y su cercanía especialmente a los más desfavorecidos. Los milagros son la expresión innegable de la llegada del Reino de Dios, y son revelación del poderío de Dios, que es Jesús el más fuerte entre los hombres, que hasta tiene subyugado al mundo: “Si yo arrojo a los demonios por el espíritu de Dios es que ha llegado a ustedes el Reino de Dios” (Mt 12,28).
Reino y milagros son inseparables. Ese Reino es Jesús y se expresa elocuentemente en sus milagros realizados, que revelan el ser mismo de Dios y su amor por la humanidad. Los milagros muestran la actuación de Dios en favor de su pueblo, son el acontecer de Dios, que, en Jesús como su mensajero, se cumplen eficazmente las palabras y promesas ya anunciadas por los profetas.
- Los milagros, manifestación de la identidad de Jesús
Hay que tener presente que las narraciones contenidas en los Evangelios, especialmente los milagros, son posteriores a la muerte y resurrección de Jesús. A la luz de ese acontecimiento pascual, los milagros se interpretan por los autores sagrados, como anticipación del poderío y la potencia con que Dios actuó definitivamente en la Resurrección y que acreditan la identidad de Jesús: “Jesús nazareno, varón acreditado por Dios entre ustedes con milagros, prodigios y signos que Dios hizo por su medio entre ustedes” (Hch 2,22). Los milagros atestiguan que Jesús es el Mesías anunciado: “Vayan y cuenten a Juan, lo que oyeron y vieron: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan, la buena noticia se anuncia a los pobres y bienaventurado aquel que no se escandalice de mi” (Mt 11, 4-6).
- ¿En qué consisten los milagros de Jesús?
La actividad de Jesús, durante su vida pública, se centra específicamente en dos actividades: hacer y enseñar. El Evangelio de Mateo en dos momentos diferentes, relata que Jesús “recorría toda Galilea enseñando en las Sinagogas, predicando el Reino de Dios y curando en el pueblo toda enfermedad y toda dolencia” (Mt 4,23 y 9,35).
Esencialmente los evangelios enumeran dos tipos de milagros: curar enfermedades y arrojar demonios: “Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana y al tercer día soy consumado” (Lc 13,32). Enfermedad y opresión del maligno, vienen a ser las expresiones supremas de la perdida de la libertad y de la dignidad del hombre. Al ser liberados o curados por Jesús, se les devuelve la alegría de la soberanía de la propia persona y recuperan la dignidad de hijos de Dios.
- Finalidad de los milagros
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), recoge una síntesis magistral sobre el porqué de los milagros, al enseñar que:
“Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado (cf. Jn 5, 36; 10, 25). Invitan a creer en Jesús (cf. Jn 10, 38). Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe (cf. Mc 5, 25-34; 10, 52). Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las obras de su Padre: éstas testimonian que él es Hijo de Dios (cf. Jn 10, 31-38). Al liberar a algunos hombres de los males terrenos del hambre (cf. Jn 6, 5-15), de la injusticia (cf. Lc 19, 8), de la enfermedad y de la muerte (cf. Mt 11,5), Jesús realizó unos signos mesiánicos; no obstante, no vino para abolir todos los males aquí abajo (cf. Lc 12, 13. 14; Jn 18, 36), sino a liberar a los hombres de la esclavitud más grave, la del pecado (cf. Jn 8, 34-36), que es el obstáculo en su vocación de hijos de Dios y causa de todas sus servidumbres humanas” (C.I.C n° 548-549).
En síntesis, se puede señalar que los milagros son:
• Obra de Dios: solo Dios es su autor, quien les otorga un sentido especifico y hacia Él orientan.
• Realización de Cristo: es Cristo el mediador de la acción divina y realizador de esta acción.
• Signos para el hombre: su objetivo es llamarle, invitarlo, introducirlo en un diálogo con Dios. Le abre a la realidad divina y al encuentro con Dios.
• Anticipación del destino escatológico de la humanidad: son destellosde lo que será la vida del hombrecuando Dios sea todo en Él plenamenteredimido. Para que todo lo anterior sea posible, es imprescindible la fe. Milagros y fe se exigen recíprocamente: dondehay signos para creer, nace la fe; ydonde hay fe, se pueden experimentarlos signos y el acontecer de Dios.