Con dos sedes en Chía y una en Sopó, El Galápago desde hace más de 20 años se ha posicionado como un imperdible, gracias a su menú único y sus generosas porciones
En la Sabana de Bogotá hay una gran número de sitios turisticos y restaurantes campestres que se han convertido en una parada imperdible como es el caso del restaurante Isla Morada, El Tambor, entre otros. En Chía, por ejemplo, El Galapago se ha posicionado como un lugar predilecto para un almuerzo fuera de lo común, para tardear en compañía de los amigos junto a un buen cóctel e incluso festejar los días especiales con comidas de buen tamaño.
Este restaurante que es un negocio familiar, lleva más de 20 años, haciendose un lugar en medio de los chianos, pero además en todos aquellos que visitan a Chía como un municipio vecino.
Los Montañez, tres hermanos detrás de El Galápago, un restaurante ícono de Chía
De acuerdo con lo comentado por Felipe Montañez, socio fundador y gerente comercial, El Galápago nació de una necesidad, pues su familia se encontraba atravesando una crisis económica. Así las cosas su padre, les planteo a sus hermano y a él, la idea de crear un negicio en un local familiar.
La idea inicial la tuvo Juan, el hermano mayor de los Montañez; el objetivo era crear un lugar en el que las porciones fuesen generosas, pues tradicionalmente en los pueblos la comida se sirve en gran tamaño, así que ellos querian evocar esa calidez en las personas que los visitaran. Fue así como los hermanos Montañez decidieron abrir un pequeño establecimiento en la zona central de Chía. Aunque comenzó como un negocio de comidas rapídas, con el paso del tiempo, el menú se fue transformando para ofrecer mayor variedad de preparaciones a los comensales.
El primer Galápago que abrió fue el que se encuentra en el centro de chía y lo hizo con 8 mesas, actualmente tiene una capacidad de alrededor de 35 mesas. Después, surgió la idea de ofrecer un espacio campestre, el cual tiene alrededor de 90 mesas y por último, surgió la oportunidad de poder establecer un autosericio, el cual se encuentra en Sopó. De estas tres sedes, la última es la más «informal» pues tiene un manejo más express y se encuentra en una plazoleta de comida.
Lo que comenzó como un sencillo restaurante en el centro de municipio, rápidamente fue ganando popularidad por su hospitalidad, calidad de sus platos y el ambiente acogedor que brindaba a los visitantes. La aceptación de la gente, que se fue transmitiendo en un voz a voz, los fue aorillando a ofrecer un espacio con una experiencia mucho más compleja; en la que ya no solo es atractivo el menú, sino que también el ambiente del restaurante.
«Fuismos creciendo organicamente porque la gente veía la calidad de la comida, muy de acuerdo a los precios y eso ha sido el factor de que la gente nos escoja, y pues a través de los años han cambiado las intalaciones, las experiencias, y otras cosas siempre intentando adaptarnos a las necesidades de los comensales y lo que últimamente están pidiendo» afirmó Felipe Montañez en conversación con Las 2 orillas.
A medida que Chía se fue consolidando como un destino turístico y un lugar de paso para aquellos que viajaban desde Bogotá hacia el oriente del país, El Galápago se convirtió en una parada obligatoria. La expansión se enfocó diversificar la experiencia, es por ello que le han apostado a los bebidas de autor, a los postres y a los espacios diseñados para brindarle calidez al vistante.
Felipe asegura que sus esfuerzos se han movilizado para trabjar en ese aspecto «Mucha gente nos ha dicho que hace 10 años no nos visitaban y que se encuentran con que todo ha cambiado dramaticamente, sin perder la esencia de lo que somos, que es lo que hemos buscado; mantener nuestra identidad, que la gente que vino hace 15 años diga ‘la comida sigue siendo lo mismo, sigue siendo igual de rica y pues más lo nuevo que tienen, estoy teniendo una experiencia mucho más interesante».
El Galápago ofrece entradas diseñadas para compartir, hamburguesas que si o si se deben comer con cuchillo y tenedor debido a su gran tamaño y para los amantes de la carne, porciones completas de cortes, y además lo hacen a un precio acorde al sabor y tamaño de los platos. Según comenta Felipe, esto es posible gracias a que ellos producen un 90% de los productos.
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Una de las claves del éxito del restuarante ha sido su compromiso con la calidad y la utilización de ingredientes frescos y locales. La familia Montañez, a lo largo de los años, ha mantenido estrechos lazos con los productores de la región, lo que les permite ofrecer productos de primera calidad.
Este espacio inicio con el núcleo familiar trabajando, Felipe era el mesero, uno de sus hermano era el parrillero, el otro el del horno y un par de meseros más. Hoy en día, cuentan con alrededor de 150 colaboradores, entre planta de producción, mercadeo, más el personal de los puntos.
Hoy en día, El Galápago es un restaurante que ha dejado una huella profunda en la historia gastronómica de Chía. Su historia refleja la dedicación de una familia que ha logrado mantener viva la tradición culinaria de la región, mientras sigue evolucionando para adaptarse a los nuevos tiempos. La combinación de sabor, calidad, servicio y el ambiente que ofrece el restaurante hacen que cada visita aea una celebración de lo mejor de la cocina colombiana.
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