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Los gobiernos proempresariales y neoliberales que nos precedieron otorgaron durante esos largos 33 años muchos privilegios a las grandes corporaciones nacionales y extranjeras.
Dichas empresas privadas se apropiaron de las entidades del sector público. Entre muchas, puertos, vías concesionadas, sistema financiero, el instituto de los seguros sociales (salud, pensiones, riesgos laborales), telecomunicaciones, sector eléctrico, empresas de acueducto, alcantarillado y aseo.
Todo ese patrimonio público pasó al sector privado, privando al pueblo de servicios esenciales y sometiéndolo a altísimos costos encareciendo de manera grave la situación material de la población.
Un caso especial es el tema del servicio de energía eléctrica en el Caribe, que fueron entregadas sus empresas de manera descarada y corrupta a empresarios privados que terminaron prestando un mal servicio y a altísimos costos. Es la situación hoy en día de Afinia y de Air-e que prestan servicio de energía eléctrica en el Caribe.
Con la ley 100 del 93 privatizaron la salud y las pensiones. Con la ley 50 del 90 acabaron con la estabilidad laboral. Con la ley 789 del 2002 recortaron el pago del recargo nocturno, los dominicales y festivos y eliminaron el carácter laboral del contrato de aprendizaje.
Con el acto legislativo 01 del 2005 eliminaron los regímenes especiales y las convenciones colectivas en materia pensional.
La reforma tributaria del año 2012 exoneró al empresariado de pagar las parafiscales de la salud, el Sena y el Instituto de Bienestar Familiar ICBF.
Dichas reformas le significó al empresariado múltiples privilegios que se tradujeron en eliminación de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras de Colombia así como de sus organizaciones sindicales.
Durante todo el periodo neoliberal el trabajo perdió por lo menos el equivalente a 7 puntos del PIB en su participación del aporte del trabajo, ganándoselo el capital.
Eso representa unos $100 billones anuales que durante todo este período se han embolsillado los empresarios y obviamente lo han perdido los trabajadores.
neiliberalismo Colombia
En el período neoliberal entonces los privilegiados fueron llenados de privilegios y los excluidos de siempre se les ha reducido sus derechos. Este es el balance de los gobiernos proempresariales.
El gobierno del cambio producto del estallido social, ha querido reivindicar y recuperar los derechos para los sectores a los cuales les fueron arrebatados
El gobierno del cambio producto del estallido social, ha querido reivindicar y recuperar los derechos para los sectores a los cuales les fueron arrebatados.
En modo de derechos están escritas las reformas sociales del cambio, la reforma pensional que ya es ley de la república, la reforma laboral que tiene dos debates y se apresta a superar la difícil Comisión Séptima del Senado, la reforma a la salud fue hundida por esta Comisión Séptima del Senado y ha sido presentada de nuevo, el sistema general de participaciones que se prepara para el séptimo debate puesto que es un acto legislativo y la jurisdicción agraria que ya ha superado también dos debates.
La oposición radical e irracional de los privilegiados, ha venido sosteniendo que la recuperación de esos derechos y por tal, la pérdida de algunos de sus privilegios significará mayor desempleo y mayor informalidad.
Esta es la cacareada retórica que han esgrimido durante 33 años y con la cual han justificado las regresivas reformas que les arrebataron derechos a la población y a los trabajadores y trabajadoras.
Dichas razones han sido desvirtuadas por los hechos. Ninguna de sus reformas generó empleo ni redujo la informalidad. Por tal motivo no tienen ninguna autoridad política para esgrimir dicha razón. Por el contrario los hechos se han encargado no solamente de contradecirlos, sino de hacerlos ver como unas personas oportunistas en el manejo de la realidad económica social y política del país.
Y esto es lo que está en juego hoy en Colombia. De una parte quienes siendo privilegiados siguen defendiendo privilegios y de otra, quienes sufren la pérdida de derechos y el despojo de sus pocos recursos de sobrevivencia y por tal luchan por tener una vida material para ellos y sus familias al menos digna y dignificante.
Los privilegiados tienen odio por los trabajadores y trabajadoras y por sus organizaciones sindicales y por eso se oponen radicalmente a dichas reformas. Y en el estallido social por eso respondieron mediante la represión a las manifestaciones de la población, con altísimos costos en vidas, lesiones, detenciones y arbitrariedades.
El estallido social fue una respuesta a que Colombia es uno de los países más desiguales del planeta y por ello la necesidad y la conveniencia de esta reformas y de un gobierno progresista, democrático y popular como el de Gustavo Petro.
Posdata: en conmemoración del quinto aniversario del estallido social y por las reformas sociales de nuevo a la calle el 21 de noviembre. En Bogotá a las 9 a. m. en el Parque Nacional para ir hasta la Plaza de Bolívar.
X: fabioariascut
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