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A pesar de que el viernes pasado Nicolás Maduro se posesionó para un nuevo período presidencial, él, por muy estúpido que sea, debe tener claro que esa posesión es un triunfo pírrico.
El sátrapa venezolano llega a su tercer mandato bajo la sombra, cada vez más grande y abrumadora, de María Corina Machado.
Si se observa la situación de Venezuela de una forma superficial se podría llegar a la conclusión de que la valiente líder de a oposición venezolana está secuestrada por la dictadura chavista. Pero al analizar más profundamente lo que está ocurriendo, se observa con claridad que en realidad Maduro es el que está preso de María Corina.
De hecho, en este momento al que más le debe interesar la seguridad de María Corina es a Maduro. No es exagerado afirmar que la permanencia de Maduro en la Presidencia depende de que a su mayor opositora no le ocurra nada.
La muerte o, incluso, la detención de María Corina puede ser la chispa que requiere la oposición venezolana, hoy el 70 % de la población, para hacer volar por los aires al gobierno. Y el chavismo lo tiene muy claro.
Prueba de ello fue lo que ocurrió el jueves, cuando a la salida del mitin que María Corina lideró en el sector del Chacao, unos hombres armados intentaron detenerla.
En las redes sociales algunos esbirros del chavismo como Fredy Ñañez , Ministro de Comunicaciones de la dictadura, aseguraron que la decisión de no apresar a María Corina demostraba la fortaleza del régimen.
Pero en realidad lo que demuestra es su debilidad. La figura de María Corina ha crecido tanto que esta mujer se volvió intocable. Insisto: cualquier cosa que le acontezca prende ese país cansado de los abusos de la dictadura chavista.
El famoso bogotazo, la insurrección ocasionada por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948, sería una piñata al lado de lo que ocurriría en Venezuela si le acontece algo similar a la valiente opositora.
El chavismo y sus asesores cubanos no saben que hacer con María Corina. El régimen venezolano ha logrado permanecer en el poder desde 1999 gracias a que ha aplicado a rajatabla el libreto puesto en marcha por Fidel Castro en su isla.
“Uno solo organiza unas elecciones cuando está seguro de que las va a ganar”, es uno de los principios castristas, copiado al pie de la letra por los chavistas.
Lo que no estaba contemplado dentro de ese libreto era el surgimiento de una figura de la dimensión que ha alcanzado María Corina Machado.
Una de las primeras cosas que hizo Fidel cuando accedió al poder fue eliminar a sus posibles rivales. Camilo Cienfuegos murió en un extraño accidente aéreo. Y al Che Guevara lo enviaron a expandir la revolución en Sudamérica, con muy pocos recursos. Mejor dicho, Fidel lo mandó al matadero.
En estos 26 años que lleva en el poder el chavismo han surgido muchos opositores: Capriles, Leopoldo López, Manuel Rosales, pero ninguno de ellos logró aglutinar a la oposición como lo ha hecho María Corina. Y la persecución a la que ha sometido la tiranía chavista no ha hecho sino engandecerla.
El pueblo venezolano siente verdadera devoción por esta mujer que tenía los recursos para llevar una vida cómoda en el exilio, pero prefirió quedarse luchando por su país, exponiendo su tranquilidad, su libertad y hasta su vida. Mientras Maduro se posesionó en la presidencia a la brava, María Corina se posesionó, con su persistencia y valentía, en el corazón de los venezolanos.
En una democracia real, la que se habría asumido a presidencia el viernes pasado habría sido ella. El chavismo utilizó la combinación de las formas de lucha para impedirlo
En una democracia real, la que se habría asumido a presidencia el viernes pasado habría sido ella. El chavismo utilizó la combinación de las formas de lucha para impedirlo.
Primero, uso toda clase de leguleyadas con el fin de inhabilitarla para participar en política. Cuando, en una hábil jugada política, María Corina hizo nombrar a una homónima para que cargara las banderas de la oposición, la tiranía también la inhabilitó.
Y finalmente cuando le entregó la candidatura a Edmundo López y este se impuso en las elecciones, la dictadura se las robó de una forma tan descarada que suscitó un rechazo general en una región donde los “tongos electorales” son comunes.
Si en Venezuela existiera un mínimo de democracia, a estas horas la inquilina del Palacio de Miraflores sería María Corina o quien ella hubiera señalado. Cuando un político tiene tal capacidad para endosar votos, se hace invencible.
Ciertamente María Corina puso de cabeza el libreto castrochavista. Y su figura se cierne como la mayor amenaza para la intención del chavismo de perpetuarse en el poder.
La dejaron crecer tanto que ahora es inmanejable. La eventual muerte o el apresamiento de María Corina, como ya dije, sería la chispa que encendería la insurrección contra el chavismo. Y si no la tocan, esta mujer valerosa seguirá socavando un régimen, que se creía inexpugnable, hasta que termine por hundirlo.
Los regímenes totalitarios se caen cuando surge un factor que los desestabiliza y que no pueden controlar ni amedrentar. Y en Venezuela ese factor se llama María Corina Machado.
Del mismo autor: ¿Será que la candidatura del ‘tibio’ Fajardo se calienta o se vuelve a quemar?
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