Los indicadores macroeconómicos comienzan el año en positivo, pero en porcentajes insuficientes para la tranquilidad nacional y las necesidades del país. También con connotaciones negativas en lo referente al panorama político nacional de confrontación y al ambiente de alta tensión que se respira en el ámbito internacional -con guerras focalizadas y confrontaciones ideológicas-.
No obstante, bien examinados y conducidos, esos indicadores servirán como punto de partida para un año de ajustes y disciplina fiscal que podría ser determinante en la definición de lo que será la suerte del lustro final de esta década.
En un año de ajustes como lo será 2025, Colombia debe jugar bien sus cartas para sortear los retos, aprovechar las oportunidades y considerar el entorno económico y político que se avecina, sobre todo en el entorno internacional. Algunos factores determinantes a resaltar son los siguientes:
Políticas proteccionistas y tensiones comerciales: La reelección de Donald Trump en 2024 ha fortalecido los vientos del proteccionismo, erosionando aún más el multilateralismo. Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China se trasladan a América Latina, incrementando la incertidumbre y afectando decisiones de inversión y estrategias comerciales de empresas multinacionales.
Conflictos geopolíticos y su impacto en la economía: Los conflictos geopolíticos, como la guerra en Ucrania, las hostilidades en Oriente Próximo y las tensiones en el Mar de China Meridional, continúan afectando de manera significativa la economía global. Estos enfrentamientos generan volatilidad en los mercados de energía y materias primas, alteran las cadenas de suministro internacionales y presionan al alza los costos.
Rebalanceo del poder global: El panorama geopolítico muestra un desplazamiento hacia nuevas configuraciones de poder, marcadas por dos grandes bloques como Brics y G7. Este cambio redefine las alianzas estratégicas y abre nuevos desafíos económicos.
Inversión extranjera directa frágil: Aunque se proyecta una recuperación de la inversión extranjera directa (IED), esta será frágil, afectada por conflictos regionales y rivalidades geoeconómicas, lo que impactará especialmente a las economías dependientes de exportaciones.
Inflación moderada y tasas de interés en descenso: A nivel global, se espera una moderación de la inflación, aunque las políticas fiscales expansivas podrían añadir presiones. Los bancos centrales continúan reduciendo las tasas de interés, pero las tensiones geopolíticas y el proteccionismo pueden limitar su efectividad.
El ambiente geopolítico y la reorganización de cadenas de suministro presentan una oportunidad para que Colombia se convierta en un actor clave del nearshoring en América Latina, atrayendo inversiones y fortaleciendo exportaciones. Sin embargo, para capitalizarlas, el país debe controlar la volatilidad de la tasa de cambio, la inseguridad, garantizar la llegada y permanencia de inversión extranjera y minimizar la presión de los costos empresariales sobre la competitividad, por ejemplo.
En este contexto, Colombia necesita políticas públicas que generen estabilidad jurídica y tributaria, fomenten la inversión y fortalezcan la resiliencia económica. Aprovechar el potencial del país requerirá decisiones estratégicas que conviertan los desafíos en oportunidades y permitan prosperar en un entorno global incierto.
*Presidenta de AmCham Colombia y Aliadas
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