María Paula Linares salió de un secuestro para entrar a una relación tormentosa que estuvo cerca de quitarle todo, pero la Corte le devolvió el legado de su padre
Desde que fue secuestrada por las Farc en 1999 la vida de María Paula Linares se fue cuesta abajo y se convirtió en una seguidilla de tragedias, muchas de las cuales corrieron por cuenta de quien fuera su pareja, Juan Luis Velasco Mosquera, quien la atormentó de todas las maneras posibles hasta llegar incluso a quitarle lo que más quería en la vida: la Fundación Universitaria para el Desarrollo Humano (UNINPAHU). Pero, tras 26 años, la vida finalmente le volvió a sonreír.
Esta universidad fue fundada hace 50 años por su padre, el reconocido psicólogo Hernán Linares Ángel, quien fue una de las figuras más importantes de la educación colombiana en el siglo XX y quien también le dio vida a la Fundación Universitaria los Libertadores, otro importante centro educativo de la capital.

A María Paula, junto con su hermano Juan Manuel, les tocó tomar las riendas del negocio familiar y para ello tomaron una decisión salomónica: que ella se quedara con la UNINPAHU y él con los Libertadores. Allí fue cuando aprovechó Juan Luis Velasco para entrar con toda.
Para entonces María Paula Linares y Juan Luis Velasco ya llevaban 14 años de casados, pero para ella parecía que hubieran sido 50. Insultos, maltratos, amenazas y hasta golpes fueron una constante desde bien temprano en la relación, pero, como miles de mujeres en el país, ella aguantó con miedo, puesto que las pocas veces que se atrevió a denunciarlo la justicia fue ineficiente y no logró mayor cosa.
Él, muy vivo y con poder gracias a haber sido vicepresidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos y a haber ocupado diversos cargos en varios Gobiernos, puso en marcha un plan para quedarse con la universidad de su esposa. Poco a poco comenzó a ganar terreno metiéndose en la Asamblea General de la institución y siendo su cara visible en diversos escenarios, obligando a Linares, además, a firmar documentos y a aceptar cambios en la composición directiva que le permitían a él ganar más terreno.
Sin embargo, la estocada la terminó dando fue en 2021, año en el que acusó a Linares de infidelidad y pidió el divorcio, tras lo cual los trabajadores de la universidad, pero particularmente al rector Diego Buitrago, se pusieron en contra de ella fomentando un ambiente insostenible. Poco después Velasco logró sacarla del todo de la Asamblea de la universidad y poner en su lugar a su hermano Rodrigo Velasco Mosquera.
Rápidamente, ella comenzó un arduo proceso legal para recuperar lo que era suyo, pero no fue fácil. Un juez de Bogotá desestimó una tutela suya en 2023 y el caso pasó a la Corte Constitucional, alto tribunal que finalmente le dio la razón a la hija de Hernán Linares y le puso fin a más de dos décadas de martirio.
De acuerdo con la sentencia de la Corte, la cual tuvo como ponente al magistrado Antonio José Lizarazo, da cuenta de que tanto Velasco como la propia UNINPAHU vulneraron los derechos de María Paula Linares, quien fue víctima de violencia económica junto con sus hijas. Asimismo, deja sin efecto todas las artimañas utilizadas por él para quedarse con la universidad, le devuelve a ella su cargo como presidenta de la institución y exige que se le paguen todos los sueldos que dejó de percibir en estos años.
Más de 50 años de tradición que seguirán de la mano de la familia Linares
Reconocido por su humanismo, Hernán Linares Ángel decidió crear una universidad con esos mismos valores y durante años la hizo crecer hasta lograr tenerla con tres facultades, de Ciencias Económicas y Administrativas, Comunicación, Periodismo y Artes e Ingeniería y Tecnologías de la Información; ofreciendo 22 carreras diferentes, dos de las cuales cuentan con acreditación de alta calidad.


UNINPAHU ha sido un semillero de periodistas, muchos llegados de ciudades de provincia que tras la formación han regresado a sus ciudades como el caso de Óscar Montes, un sucreño que estudio en Bogotá y se instaló en el caribe, en Barranquilla, después de haber pasado por varios medios en la capital. Otro ejemplo es Rafael Poveda, quien es reconocido por su programa ‘Testigo Directo’ y quien tiene su propia productora llamada RPTV (Rafael Poveda Televisión).
También se graduaron de allí Ricardo Galán, Diego Fajardo, Oscar Ritoré, Alberto Medina, Ernesto Cortés y Harold Abueta, quienes pasaron por una escuela de comunicaciones que sabía enfatizar en la reportera, en el periodismo de noticias y de cubrimiento de fuentes. Un ejercicio que se las ha facilitado la localización de la sede en Teusaquillo en el centro de Bogotá, pero que se ha visto afectado en los últimos años por la pelea de sus dueños.
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