Algunos billetes y monedas antiguas por algunos detalles mínimos como una letra, una serie o una marca casi invisible se han vuelto fortunas
Durante décadas, fue apenas un papel de paso. Lo recibían en las tiendas de barrio, lo entregaban como vuelto en los buses, lo arrugaban en los bolsillos del pantalón. Era solo un billete de 10 pesos. Nadie lo miraba dos veces. Pero hoy, medio siglo después, ese mismo billete puede valer hasta nueve millones de pesos. No es un mito urbano ni un error de cálculo. Es el tipo de historia que fascina a los coleccionistas y que tiene a más de uno revisando cajones, álbumes viejos y cajas de zapatos olvidadas.
Lea también: Esta es la moneda de $200 con la que podría llegar a ganar $150 mil
Lo explica Ludin Arellano, un apasionado de la numismática (ciencia que se encarga de estudiar las monedas) que, desde redes sociales, difunde pistas, detalles y secretos sobre los billetes y monedas que han dejado de circular, pero no de tener valor. Según él, los ejemplares más codiciados son los emitidos en 1964, 1965 y 1969, siempre que tengan impresa una discreta letra “R” sobre la fecha. Si además pertenecen a la serie AZ y están casi intactos, su valor se dispara.
Este billete, que por un lado lleva un cóndor y por el otro las ruinas de San Agustín, ya no se encuentra en cualquier bolsillo. Su rareza —y su estado de conservación— lo convierten en objeto de deseo entre quienes coleccionan fragmentos de historia impresa. Algunos pagan hasta 3,8 millones por ejemplares en buen estado. Los impecables, sin dobleces ni manchas, alcanzan el tope del mercado.
Pero no es el único. También hay demanda por un billete de $10.000 de 1995 con un asterisco apenas visible, por algunos de $5.000 de ediciones específicas, y por monedas de un centavo —sí, un centavo— que valen hoy hasta $200.000, siempre que estén invertidas y bien conservadas. Lo que para muchos era simple billete viejo, para otros es historia. Y una historia que paga bien.
-.
(function(d, s, id) {
var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0];
if (d.getElementById(id)) return;
js = d.createElement(s); js.id = id;
js.src = «//connect.facebook.net/en_GB/all.js#xfbml=1»;
fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs);
}(document, ‘script’, ‘facebook-jssdk’));
!function(f,b,e,v,n,t,s)
{if(f.fbq)return;n=f.fbq=function(){n.callMethod?
n.callMethod.apply(n,arguments):n.queue.push(arguments)};
if(!f._fbq)f._fbq=n;n.push=n;n.loaded=!0;n.version=’2.0′;
n.queue=[];t=b.createElement(e);t.async=!0;
t.src=v;s=b.getElementsByTagName(e)[0];
s.parentNode.insertBefore(t,s)}(window, document,’script’,
‘https://connect.facebook.net/en_US/fbevents.js’);
fbq(‘init’, ‘446647882874276’);
fbq(‘track’, ‘PageView’);