El proyecto Lúmina, liderado por Munir Falah, abrirá en junio de 2025; habrá galería de arte, restaurantes y cooworking propone una nueva forma de ir a ver películas
En el corazón palpitante de Bogotá, en un punto de la ciudad donde esta mezcla empresarios y ejecutivos de grandes empresas, residentes y cientos de visitantes al centro comercial Santa Bárbara, vecino suyo, se alzó un edificio que no solo desafía la arquitectura, sino también la imaginación. Sus dueños —la familia con más dinero de Colombia— lo llamó Lumina: un coloso de concreto y vidrio, concebido por Cine Colombia, un edificio que parece una lámpara encendida que pretende anunciar que algo nuevo ha ocurrido en la ciudad y revolucionar el concepto de salas de cine en Bogotá.
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A primera vista se advierten cuatro niveles escalonados, coronados por una terraza de casi dos mil metros cuadrados. En el interior, un corredor silencioso conduce a siete salas con la tecnología que otras marcas del cine sueñan, más una exclusiva para clientes VIP de Cine Colombia que tal vez pocos van a conocer. Más arriba, una galería de arte que aguarda a las instalaciones de arte contemporáneo; junto a él, un coworking: un moderno espacio para trabajar de manera nómada. Un piano descansa en el restaurante italiano; la barra de sushi huele a alga fresca; la pastelería exhibe vitrinas que imitan geodas. Según lo cuenta la revista C-Level que ya lo visitó, cada ambiente parece latir con una identidad propia, pero todos responden a un mismo pulso: el de una empresa que aprendió a convertir la proyección de una película en una coreografía de experiencias.
Lúmina no es simplemente un centro cultural y gastronómico ni tampoco un capricho de sus dueños ni tampoco otra de las salas de cine en Bogotá, es la culminación de una historia que comenzó hace casi un siglo, cuando veinte empresarios antioqueños decidieron en 1927 proyectar películas en el viejo Circo España de Medellín, un lugar que de día albergaba corridas de toros y de noche se transformaba en un improvisado cine. Así nace una sociedad empeñada en construir salas, alquilar películas y acercar el mundo a un país que apenas estrenaba la radio.
Un año después, adquirieron la empresa Di Doménico Hermanos, un paso que consolidó su posición en la industria cinematográfica nacional. Luego, la crisis de 1929, el paso del cine mudo al sonoro y la dispersión de teatros por Santa Marta, Cartagena o Girardot forjaron fueron formando el carácter de una compañía tozuda, acostumbrada a sobrevivir mutando y actualizándose constantemente y Lúmina es un paso más en ese camino de Cine Colombia.
A lo largo de las décadas, Cine Colombia atravesó diversas etapas y propietarios. En los años 60, pasó a formar parte del Grupo Grancolombiano, liderado por Jaime Michelsen Uribe. Sin embargo, tras la crisis del grupo y un fuerte remezón financiero en el país, en 1988, el conglomerado azucarero Mayagüez, con sede en el Valle del Cauca, compró la mayoría accionaria.
La entrada del grupo caleño propiedad de los Correa Holguín, una influyente familia que ya gobernaba cinco siderúrgicas, otros negocios y ha contado con asientos tanto en el Concejo de Cali como en los corredores del Congreso, le impulsó modernización a Cine Colombia. Construyeron nuevas salas y fueron adoptaron tecnologías de punta. Sumar luces, butacas y pantallas era extender la influencia que ya ejercían entre cañaduzales, hornos para el acero y en la política nacional.
🌟 LUMINA 🌟
Es el nombre del nuevo concepto que se inaugurará el próximo mes en Bogotá.
Diseñado y construido por Cine Colombia, ofrecerá a Bogotá un concepto único, con espacios culturales y gastronómicos. pic.twitter.com/lnv4e2XkSY
— Munir Falah (@MunirFalah) May 14, 2025
El mismo año de la transacción, un ingeniero industrial nacido en Buga cruzó la puerta principal y se quedó. Munir Falah venía de California con un MBA recién firmado y la convicción de que el cine podía ser negocio aún cuando la televisión reclamaba el prime time. Tenía treinta y dos años, pero recibió los Correa Holguín le entregaron las llaves de la compañía: desde aquel 1990, su nombre y el de Cine Colombia ha sido una dupla ganadora que se ha mantenido. Cuando en 2010 Valórem —holding del Grupo Santo Domingo— compró la totalidad de acciones, Munir Falah permaneció a la cabeza de Cine Colombia. Los Santo Domingo entendieron con sagacidad empresarial que él sabía lo que necesitaba la compañía para seguir creciendo y liderando el mercado. La coherencia se pagó con lealtad.
Bajo el liderazgo de Falah, Cine Colombia ha sorteado la piratería de las películas, el surgimiento del DVD, la irrupción del streaming y hasta una pandemia de origen chino que obligó a cerrar las salas. Uno de los proyectos más ambiciosos bajo su liderazgo es Lumina. Este edificio no solo alberga salas de cine de última generación, sino también espacios culturales y gastronómicos. Con su diseño innovador, Lumina, que abrirá puertas, en junio de 2025 busca ofrecer una experiencia integral, fusionando entretenimiento, arte y gastronomía en un solo lugar.
Este muevo espacio no es solo un complejo de entretenimiento; es otra apuesta liderada por Falah para abrir la experiencia cinematográfica hacia otras artes, invitar a un café después de la función, convertir la espera en un paseo entre vitrinas de diseño. Es crear una experiencia diferente alrededor de ir a ver cine, porque al parecer, en este mundo cambiante el cine en sí ya no basta, el espectador no vive de la pantalla sino del ritual que la rodea.
Casi un siglo después de su fundación, Cine Colombia confirma que la innovación es sinónimo de liderazgo y en junio, cuando el lugar se inaugure, el edificio brillará como su nombre lo promete.
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