Inés Arango fue asesinada hace 37 años por la tribu indígena que buscaba proteger. León XIV inicia su pontificado declarándola venerable, inicio de su santificación
León XIV, quien conoce de cerca la vida misionera tras décadas de servicio en Perú, en uno de los primeros actos de su pontificado, abrió el camino de la beatificación de Inés Arango Velásquez, misionera como él, colombiana asesinada en la Amazonía ecuatoriana el 21 de julio de 1987. La monja paisa había dedicado su vida a la evangelización de indígenas en medio de enormes conflictos con la explotación petrolera en la zona.
En la vida religiosa se llamaba María Nieves de Medellín, en alusión a la ciudad donde nació en 1937. Ahora ha dado el primer paso a los altares al ser declara “venerable” por el papa por “haber vivido las virtudes de manera heroica”. En el internado e Yarumal de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia forjó una vocación religiosa que indicó a los 18 años.

Fabriciano Arango Franco y Magdalena Velásquez Posada vieron con buenos ojos la decisión de la penúltima de sus 12 hijos, siguiendo los pasos de sus hermanas Fabiola y Cecilia que habían tomado los hábitos en la misma comunidad. La hermana Inés dictó clases en escuelas del Tolima Córdoba Antioquia, hasta que en 1977, a sus 40 años, aceptó la gran misión de su ida religosa: hacer parte de la primera expedición misionera de su comunidad en Aguarico, localizado en la provincia de Orellana de Ecuador, en plena Amazonía.
El petróleo de la Amazonía ecuatoriana
Actualmente en Tigüino está explotando Petrobell, el campo había sido descubierto en julio de 1971 por la angloecuatoriana Oilfields, pero en la época de la misionera paisa estaba en manos de la Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana (Cepe) que después se volvería Petroecuador. La situación de la actividad petrolera que motivaba el rechazo de los indígenas era esta. Desde 1981 Texaco, Repsol, Petrobras, Perenco, Andes Petroleum, City Oriente entre otras mutinacionales habían recibido del gobierno de 200.000 hectáreas a cada una para explotar el petróleo en las zonas protegidas del Amazonas como el Parque Nacional Yasuní. En 1986 hasta se modificaron las leyes de protección de las zonas e inclusive se cambiaron los límites de los parques nacionales para poder efectuar la explotación del petróleo.


Los indígenas estaban en pie de lucha por sus territorios. Inés Arango se había dedicado con monseñor Alejandro Labaka, obispo misionero vicario apostólico de Aguarico, a los indígenas huaoranis, un grupo guerrero, que no hablaba español y con los que llegaron a tener convivencia pacífica. La monja, a sus 50 años fue a ver los tagaeri, una comunidad ‘no contactadas’ en el mundo, y siguen enfrentándose de manera muy feroz con quienes se meten en su territorio. Se mueven muy rápido en la selva y son casi invisibles. Con monseñor hasta prepararon sus cosas por si morían.
El encuentro terminó en tragedia. El 21 de julio de 1987, monseñor Alejandro, español de Guipúzcoa, que en la vida religiosa se llamaba Manuel, y la hermana Inés fueron llevados en helicóptero a una apartada región de la Amazonía donde vivían los tagaeri. Descendidos sobre una vivienda de ellos, fueron acogidos por las mujeres y los niños. Más tarde llegaron los adultos cazadores y decidieron matarlos.
La hermana Inés contempló la muerte cruel de su obispo, el rito de clavarle 17 lanzas y punzarle con 80 heridas. A ella parece que no querían matarla. Pero un joven guerrero clavó su lanza en su frágil cuerpo. Otros cuatro le imitaron. Tenía 70 heridas en su cuerpo. Al día siguiente el helicóptero recogió los dos misioneros que estaban tendidos en la tierra.


Una indígena tagaeri, que capturaron después los huaoranis, ratificó la bienvenida de las mujeres y los niños, y confirmó que los adultos los mataron porque los petroleros le habían matado días antes a Taga, su líder, en un río y pensaron que eran de ellos, recuerda la hermana Cecilia.
Los dos venerables
El decreto de “venerable” , firmado por León XIV tras reunirse con el prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, monseñor Marcello Semeraro también incluyó a Alejandro Labaka Ugarte, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, nacido el 19 de abril de 1920 en Beizama ,España. Se trata de las primeras medidas en el proceso para canonizaciones de papa León XIV desde que fue elegido papa el 8 de mayo.
El camino hacia la santidad empieza con ser declarado ‘Venerable siervo de Dios’, título que ya han obtenido Labaka y Aranago, después se declara, beato, y y por último, santo. En 2017, el papa Francisco introdujo la «oferta de la vida» como nueva causa válida para que se le pueda abrir un proceso de beatificación, que se basa en haber ofrecido libremente la vida por los demás hasta la muerte.
Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión, y para que sea canonizado o hecho santo se precisa un segundo milagro obrado por intercesión, después de ser proclamado beato.
Los dos misioneros están enterrados en la catedral de Coca y son considerados mártires por su entrega y sacrificio en defensa de los más vulnerables. En una carta escrita por Inés antes de su partida, expresó : “Si muero, me voy feliz, ojalá nadie sepa nada de mí, no busco fama ni nombre, Dios lo sabe”.
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