Luis Luna entreteje una libertad sin trascendencia

En el mundo que vivimos podemos considerar que la realidad no es natural, ni es intrínseca, ni es eterna, sino que proviene de la acción humana que se entreteje con la historia. Dice Elias Canetti que” podría imaginarme que mi vida transcurre en un refugio donde los mitos, las discusiones, las historias y las fuentes de todas formas de fe se guardan. Allá podría leer, pensar y creer en todo lo que hay.”

 Luis Luna trae las fuerzas de lo real y lo posible de la moral. Todo, con el tiempo, entreteje la gravedad y la angustia y la fe que agobia al individuo, repentinamente y consciente de la soledad en el tiempo. El espacio en el que el ser humano recorre distintos territorios buscando alguna verdad. Esos caminos de la racionalidad son alternativas religiosas que superan relaciones, unen a los hombres y construyen las redes de la solidaridad humana.

Es un modo de recobrar la inminencia de espiritualidad. En las obras recientes de Luis Luna hay que entrar con decisión a descifrar contenidos crípticos donde hay conocimientos gnósticos, proto cristianos, griegos, Muiscas que traspasan las fronteras culturales y temporales. Cada obra guarda sus propios secretos y sus propias verdades.

Luis Luna anota: “me interesa rescatar, revivir y reciclar la presencia de fragmentos que y como se encuentran en los trazados de los oráculos griegos. Y trato de reconceptualízalos en una nueva superficie cuyo fondo se encuentra un atisbo de ese gran interrogante del sentido del pensamiento y la espiritualidad”.

Sin duda son obras maravillosas, como misteriosas que se encuentran en la tolerancia del Informalismo. En la espontaneidad del fragmento, trata de no tener una lectura lineal sino de la unión de materiales disimiles que juntos crean una nueva narrativa que donde se actualizan personajes como Filón de Alejandría. Posidonio de Pamela o Giordano Bruno quienes unos años antes de Cristo ya creían en un universo de mutantes en movimiento con el animal viviente. Eran espíritus libres, más ecléticos que estoicos, que compartían el amor por la diciplina y el conocimiento.  Y también es un modo de recobrar la libertad sin consecuencia, esencia de fragmentos.

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