Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
“Qué experiencia tan linda ha sido China. Creo que nunca pensé estar en este lugar y la vida ha sido muy linda conmigo. Trabajo y amor en lo que se hace. Con eso siempre se sale adelante”.
Ese fue el ‘conmovedor’ mensaje que puso en sus redes sociales Laura Daniela Beltrán Palomares, más conocida como “Lalis Smile. Gracias a ese mensaje chicanero nos enteramos de que el gobierno nacional había financiado el desplazamiento de esta influencer al gigante asiático.
Según el concejal de Bogotá Daniel Briceño, ese “regalito” le costó al menguado erario público $10 millones, sin contar los tiquetes aéreos, que deben tener un valor similar.
Lalis ha sido una consentida del gobierno Petro. En la actualidad tiene un contrato con la Cancillería, de una duración de diez meses, por un valor de $100 millones. O sea que le linda Lalis devenga $10 millones al mes. Salario que ganan muy pocos periodistas en este país. Con razón lo de Smile.
Antes había tenido contratos similares con otras dependencias estatales. Mejor dicho, Lalis es contratista de este gobierno, prácticamente desde el 7 de agosto de 2022. Y ahora, además, le hacen costosas invitaciones
La ola de críticas causada por el viajecito que el gobierno le regalo a Lalis, revivió la polémica por los millones que se gasta el gobierno en el pago de influencers como la propia Lalis, Tete Restrepo, Maicol Cajamarca, Beto Coral, Jorare entre muchos otros.
Por supuesto, el desplazamiento de Lalis también tiene sus defensores. Entre ellos, además de la canciller Laura Sarabia quien manifestó sentirse muy orgullosa de que la influencer pertenezca a su equipo, está la fogosa Mafe Carrascal, a quien todo lo que hace el gobierno le parece la última maravilla.
“¿Cuál es el problema? ¿El contrato no cumple requisitos? ¿No está trabajando? Le cuento que si es prensa en Cancillería, le toca viajar, está en sus funciones”, manifestó la congresista.
La respuesta a esa pregunta está en la pregunta misma. El problema es que Lalis no cumple una labor periodística en la Cancillería. Ella no redacta boletines, ni hace cubrimientos, ni reportajes, ni entrevistas ni nada.
Lalis, y los demás mercenarios digitales del gobierno, que se autocalifican de periodistas, simplemente se limitan a subir mensajes a la red hablando bellezas del gobierno y criticando todo lo que hace la oposición. A cambio de unos suculentos ingresos.
“A nadie se le amenazó con violencia ayer en el discurso del presidente. No hay nada más democrático que castigar a quienes se oponen a nuestra participación ciudadana que no ELEGIRLOS DE NUEVO”; “Estas son las claves de la consulta popular, ¿quién en su sano juicio se opone a tener derechos? ¡Ah ya se, los mismos de siempre!”. Esos son un par de ejemplos de la clase de trabajo que hace Lalis.
¿Cuántos reportajes ha hecho?¿cuántas entrevistas?¿cuántas investigaciones?¿cuántas crónicas?¿cuántos géneros periodísticos maneja? La respuesta a tosa esas preguntas es ninguno.
Ella, y los demás mercenarios del petrismo, no conocen lo que es contrastar fuentes ni hacer investigación documental y presencial. Nunca han hecho reportería ni han pisado una redacción.
Ella no hace periodismo. Hace propaganda vulgar. Es una tegua del periodismo. Con un agravante, nunca ha confesado en las redes que es contratista del gobierno y que recibe un jugoso salario por ello.
Incluso, para mayor engaño de sus audiencias, en su presentación en X asegura que sus opiniones son “personales”. Por ningún lado revela su vínculo laboral con el gobierno. Y en Youtube su presentación sostiene que hace “periodismo independendiente”
Ese es el secreto del éxito de los influencers: presentan contenidos pagos como si fueran opiniones personales. La estrategia funciona en la medida en que los usuarios de redes no los tengan identificados.
Lo que hay que hacer, entonces, es desenmascararlos para que todo el mundo se entere de que su defensa del gobierno no es producto de sus convicciones sino de los pagos que reciben. Y de esta forma, pierdan la poca credibilidad que aún mantienen.
Con la estrategia de contratar esta tropa de influencers digitales queda pintado este gobierno. En lugar de tratar de convencer a la gente con argumentos, con obras, con acciones que hablen bien de su gestión, prefiere pagar para que un poco de zánganos se dediquen a alabarlo.
Eso se llama prostituir la información y el periodismo.
“Qué experiencia tan linda ha sido China. Creo que nunca pensé estar en este lugar y la vida ha sido muy linda conmigo. Trabajo y amor en lo que se hace. Con eso siempre se sale adelante”.
Ese fue el ‘conmovedor’ mensaje que puso en sus redes sociales Laura Daniela Beltrán Palomares, más conocida como “Lalis Smile. Gracias a ese mensaje chicanero nos enteramos de que el gobierno nacional había financiado el desplazamiento de esta influencer al gigante asiático.
Según el concejal de Bogotá Daniel Briceño, ese “regalito” le costó al menguado erario público $10 millones, sin contar los tiquetes aéreos, que deben tener un valor similar.
Lalis ha sido una consentida del gobierno Petro. En la actualidad tiene un contrato con la Cancillería, de una duración de diez meses, por un valor de $100 millones. O sea que le linda Lalis devenga $10 millones al mes. Salario que ganan muy pocos periodistas en este país. Con razón lo de Smile.
Antes había tenido contratos similares con otras dependencias estatales. Mejor dicho, Lalis es contratista de este gobierno, prácticamente desde el 7 de agosto de 2022. Y ahora, además, le hacen costosas invitaciones
La ola de críticas causada por el viajecito que el gobierno le regalo a Lalis, revivió la polémica por los millones que se gasta el gobierno en el pago de influencers como la propia Lalis, Tete Restrepo, Maicol Cajamarca, Beto Coral, Jorare entre muchos otros.
Por supuesto, el desplazamiento de Lalis también tiene sus defensores. Entre ellos, además de la canciller Laura Sarabia quien manifestó sentirse muy orgullosa de que la influencer pertenezca a su equipo, está la fogosa Mafe Carrascal, a quien todo lo que hace el gobierno le parece la última maravilla.
“¿Cuál es el problema? ¿El contrato no cumple requisitos? ¿No está trabajando? Le cuento que si es prensa en Cancillería, le toca viajar, está en sus funciones”, manifestó la congresista.
La respuesta a esa pregunta está en la pregunta misma. El problema es que Lalis no cumple una labor periodística en la Cancillería. Ella no redacta boletines, ni hace cubrimientos, ni reportajes, ni entrevistas ni nada.
Lalis, y los demás mercenarios digitales del gobierno, que se autocalifican de periodistas, simplemente se limitan a subir mensajes a la red hablando bellezas del gobierno y criticando todo lo que hace la oposición. A cambio de unos suculentos ingresos.
“A nadie se le amenazó con violencia ayer en el discurso del presidente. No hay nada más democrático que castigar a quienes se oponen a nuestra participación ciudadana que no ELEGIRLOS DE NUEVO”; “Estas son las claves de la consulta popular, ¿quién en su sano juicio se opone a tener derechos? ¡Ah ya se, los mismos de siempre!”. Esos son un par de ejemplos de la clase de trabajo que hace Lalis.
¿Cuántos reportajes ha hecho?¿cuántas entrevistas?¿cuántas investigaciones?¿cuántas crónicas?¿cuántos géneros periodísticos maneja? La respuesta a tosa esas preguntas es ninguno.
Ella, y los demás mercenarios del petrismo, no conocen lo que es contrastar fuentes ni hacer investigación documental y presencial. Nunca han hecho reportería ni han pisado una redacción.
Ella no hace periodismo. Hace propaganda vulgar. Es una tegua del periodismo. Con un agravante, nunca ha confesado en las redes que es contratista del gobierno y que recibe un jugoso salario por ello.
Incluso, para mayor engaño de sus audiencias, en su presentación en X asegura que sus opiniones son “personales”. Por ningún lado revela su vínculo laboral con el gobierno. Y en Youtube su presentación sostiene que hace “periodismo independendiente”
Ese es el secreto del éxito de los influencers: presentan contenidos pagos como si fueran opiniones personales. La estrategia funciona en la medida en que los usuarios de redes no los tengan identificados.
Lo que hay que hacer, entonces, es desenmascararlos para que todo el mundo se entere de que su defensa del gobierno no es producto de sus convicciones sino de los pagos que reciben. Y de esta forma, pierdan la poca credibilidad que aún mantienen.
Con la estrategia de contratar esta tropa de influencers digitales queda pintado este gobierno. En lugar de tratar de convencer a la gente con argumentos, con obras, con acciones que hablen bien de su gestión, prefiere pagar para que un poco de zánganos se dediquen a alabarlo.
Eso se llama prostituir la información y el periodismo.
Del mismo autor: Armando (Benedetti) torcidos y desastres
-.
(function(d, s, id) {
var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0];
if (d.getElementById(id)) return;
js = d.createElement(s); js.id = id;
js.src = «//connect.facebook.net/en_GB/all.js#xfbml=1»;
fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs);
}(document, ‘script’, ‘facebook-jssdk’));
!function(f,b,e,v,n,t,s)
{if(f.fbq)return;n=f.fbq=function(){n.callMethod?
n.callMethod.apply(n,arguments):n.queue.push(arguments)};
if(!f._fbq)f._fbq=n;n.push=n;n.loaded=!0;n.version=’2.0′;
n.queue=[];t=b.createElement(e);t.async=!0;
t.src=v;s=b.getElementsByTagName(e)[0];
s.parentNode.insertBefore(t,s)}(window, document,’script’,
‘https://connect.facebook.net/en_US/fbevents.js’);
fbq(‘init’, ‘446647882874276’);
fbq(‘track’, ‘PageView’);