En un mundo en el que a los jóvenes no les interesa el empleo formal, la reforma laboral debe tener en cuenta el trabajo de los independientes e informales
Abogado de la Universidad Nacional, Enrique Borda lleva toda su vida profesional dedicado al mundo laboral. Conoce el movimiento sindical y también el empresarial, ha conciliados conflictos laborales y ha participado en la elaboración de políticas públicas en la alcaldía de Bogotá con Lucho Garzón a quien asesoró cuando como líder sindical fue presidente de la CUT y luego como viceministro de trabajo también de Garzón y asesor de Rafael Pardo en el gobierno de Juan Manuel Santos.
En esta conversación Borda explica porque Colombia está rezagada frente al mundo en material laboral y como ni los legisladores ni los presidentes han tomado en serio el tema durante décadas y defiende la importancia de tramitar una ley de reforma laboral pero que mire hacia adelante, y responda a la nueva dinámica del trabajo donde tienen presencia muchas modalidades y no solo las convencionales amarradas a un contrato laboral.
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Colombia hoy discute cómo reparar un viejo Código Laboral de 1951 cuando aún debe al país el Estatuto del Trabajo que ordenaba el artículo 53 constitucional de 1991. De eso y de la oportunidad que el Congreso no puede dejar escapar habla el analista Enrique Borda en esta conversación con Juan Manuel Ospina.
Juan Manuel Ospina: ¿Cómo caracterizarías este momento de debate, de discusión que se viene dando el tema del trabajo en torno a la reforma laboral?
Enrique Borda: Qué bueno poder tener una reflexión sobre el tema de la reforma laboral, alejada un poco de esas contingencias de carácter meramente político, electoral y entonces poder abordar las categorías con un nivel de complejidad, digamos que es necesario. ¿Qué es la categoría de trabajo para Colombia, qué es el trabajo para los colombianos?
Cuando hicimos la Constitución del 91, en el artículo primero, en el primer artículo de la Constitución dijimos los colombianos que esto era un estado social de derecho y que tenía cuatro pilares sobre los cuales se iba a fundamentar todo, es decir, de aquí para adelante en todos los artículos de la Constitución estarán fundamentados sobre la dignidad humana, la solidaridad, el interés general y el trabajo.
Imagínense que dijimos que una de las cuatro patas de la mesa del estado social de derecho es el trabajo, es decir, dijimos que vamos a construir este país con base en esa categoría fundamental.
JMO: ¿En Colombia le damos un carácter especial al trabajo, una condición especial al trabajo, a diferencia de otras economías y otras sociedades?
EB: Después de la Primera Guerra Mundial, después de que el mundo hizo ese ejercicio bélico tan grave para el mundo, lo primero que se creó en naciones en el derecho internacional fue la Organización Internacional del Trabajo, muchísimo antes que las Naciones Unidas, fue lo primero que la gente que quería resarcir y poner al mundo en paz pensó en hacer la OIT. Imagínate que el mundo entero dijo aquí lo que nos puede unir y hacer la paz es el trabajo y crearon la Organización Internacional del Trabajo en 1919.
Entonces el mundo entero le ha dado un nivel a esta categoría que es trascendental, pero a la pregunta de si Colombia lo ve distinto o ha pasado distinto, yo creo que Colombia lo ve muy parecido a muchos países democráticos, digamos, constituidos en esta escala que llamamos el Estado Social derecho. Lo que pasa es que lo escribió, pero no lo desarrolló mientras que, en los países, por ejemplo, nórdicos como Suecia, como Finlandia, como Noruega, allá lo escribieron y lo desarrollaron. Y se volvió estructurante de eso y lo convirtieron en una línea roja de dignidad que no se puede pasar, es decir, ese principio, el trabajo decente que crearon las naciones unidas casi 50 años después de haberse creado.
Vea aquí la conversación completa:
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