Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
El domingo andando largo por esta ciudad que, como casi todas, resulta fascinante cuando vas de la mano adecuada, me encontré ante una tapa de alcantarilla con la siguiente advertencia: No hay cobre. Firmado ETB. (Ver foto)

Algo tan insólito como desesperado, algo a la manera de ese habitual “Hagámonos pasito” o “Robe, pero en justas proporciones”, aquí no por favor; y pensé entonces en toda esa fraseología nacional, aquellas sobras de palabras que hacen ideas de desecho, todo ese vacío cundido de ruido que, de tanta repetición, se ha instalado en el ADN nacional.
Frases como estas que tienen su propio significado en el diccionario propio:
–Que la justicia investigue: Afirmación categórica de cualquier funcionario corrupto que sabe cómo el tiempo lo cura todo, que los expedientes engordan, que con la ficha adecuada toda investigación muere por vencimiento de términos y se archiva. Es algo así como el racero de todos los Raceros, el Benedetti de los Benedettis, lo mismo que “Adelantaremos las investigaciones de rigor”, “El país me conoce y sabe de mi honestidad”.
–Yo le colaboro: Alguien te va a meter gato por liebre, alguien cree que lo que tiene que hacer como obligación se vuelve en sus manos un favor, una buena voluntad, casi un acto de misericordia hacia ti y debes estarle agradecido hasta el fin del fin. En materia de corrupción significa, páseme 50 mil entre los documentos o en cifras mayores, cuánto vale una licitación de alguna obra pública.
-Voy llegando. Te dejaron metido. Tendrás que esperar una hora o más para que el que dice eso se presente en la reunión, te cumpla la cita o te atienda. Estás perdido; quien te lo dice con seguridad apenas se está vistiendo o va a mitad de camino y siempre te dirá que “Es que había mucho trancón”. No le importará que hayas perdido tu tiempo, ni tan siquiera se sonrojará. La fórmula es la misma de “Voy saliendo”, “Deme cinco minuticos” o “Que pena, es que estaba en otra reunión, pero ya me conecto”. Te lo hará una y otra vez y siempre te dirá lo mismo.
-Validaremos su petición. Aquí uno está jodido. Si es un lío con el teléfono o el médico, un trámite de los millones de los que está hecho este jaleo, ya no hay nada que hacer. “Validar” en la jeringonza de empleados y funcionarios quiere decir que lo que estás pidiendo será tirado inmediatamente por el desagüe y jamás tendrás respuesta. El trámite será una larga marcha, una gran muralla que ya no podrás cruzar jamás.
-De cara al país. Frase que indica que ahí, justamente ahí, habla un mentiroso. Generalmente alguien que ha incumplido lo que prometió, que quizá ha robado, pero afirma que de cara al país está diciendo la verdad y nada más que la verdad. Habitualmente es el mismo que ha pasado por cargos públicos haciendo trampas, ubicándose en un puesto alto tras haber fracasado en otro puesto alto, alguno que ha transitado deshojando el presupuesto público, el mismo, en fin, que el de la primera frase del diccionario “Que la justicia investigue”.
-Pido perdón, no era mi intención. Fórmula de cajón que cualquier leguleyo recomendará. Tanto si se trata de un criminal terrible, un agresor consuetudinario o cualquier otro que no pueda esconder más las culpas, el mecanismo automático de pedir perdón es un requisito para acogerse a la JEP, para recibir casa por cárcel y, en fin, para que la impunidad se haga costumbre; algo así como el que peca y reza empata.
-Buenos días a todos y todas. Saludo protocolario, obligado, casi inconsciente, que pretende hacer entender que hay un compromiso con la inclusión de género, pero no esconde que para quien saluda primero están ellos y solo después ellas. Esto en términos de burócratas resulta idéntico y repetitivo como todas esas frases de “Gracias por el espacio”; “Se han escuchado todas las voces”, lo que significa en últimas que se hicieron reuniones, todo el mundo habló y a nadie se le hizo caso, pero hay planillas de Excel que demuestran que hubo participación ciudadana.
-Casa por cárcel. Beneficio que los jueces ligeros o veniales le dan a flagrantes criminales, a asesinos, a secuestradores, corruptos, a borrachos que atropellan personas, violadores, a ladrones que se roban las alimentaciones escolares, en fin, a todo grande o pequeño criminal cuando a voluntad el juez respectivo, por razones discrecionales o sospechosas, decide que tal o cual “No es un peligro para la sociedad”. ¿Qué será pues un peligro? Un dilema sin resolver, no se mate tratando de descifrarlo, enfóquese mejor en Ser o no ser.
Estoy en contra de los que están en pro, y en pro de los que están en contra, decía Cantinflas; Y ahí vamos. De lo que se oye y se dice, pocas cosas producen ya escalofrío.
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