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Este martes 27 de mayo, Aldo Mariátegui expresó textualmente en su programa “Yo Caviar”: “Quiero recomendar una columna escrita este lunes en “Perú21” por Carlos Galdós llamada “El idiota útil” (sic) […] En este caso lo que hace Galdós es un análisis muy bueno sobre cómo vota mucha gente en el Perú. Aquellos que yo siempre he llamado “el electarado”. Tienen que leerla. Es una columna que para mí es superior a muchas cosas que se han escrito en ciencias políticas en el Perú […] Es una de las mejores descripciones que he leído de cómo se vota en el Perú, para mí es mejor que libros de Vergara Paniagua o de cualquier otro de ciencias políticas en el Perú, Cotler o cualquiera de eso. Léanla por favor, es deliciosa porque así vota de mal, de irresponsable y por todas esas razones la gente”.
Bueno -pensé-, ante la insistencia de la recomendación, semejantes loas y la catalogación de “superior a muchas cosas que se han escrito en ciencias políticas en el Perú”, viniendo de un claramente ávido lector, no me puedo perder esa lectura, máxime si la trascendencia del mensaje está condensada en los límites de un artículo. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Mal de mi grado, lo malo, si poco, pues no tan malo. La columna consiste nada más que en una sarta de perogrulladas, que cualquiera a quien le dejen comer con tenedor y cuchillo, sin temor a que se saque un ojo, es capaz de advertir, y de las que hasta el más desinformado con un coeficiente intelectual por encima de fronterizo, que reflexione sobre el tema, va inevitablemente a apreciar. Además, ¿así se vota en el Perú? ¡No! ¡Así se vota en el mundo! Y un tipo que se autodenomina “ciudadano del mundo” y “apasionado por la historia”, debería saber. Mal por Mariátegui. Repasemos un puñado de las afirmaciones que hace Galdós en su lista de “2 + 2 son 4”.
“Vota ‘en contra de’, nunca ‘a favor de’. No escoge un proyecto de país, escoge a quién odia menos”.
¿De verdad no saben que la protesta en las urnas se ejerce en todos lados?, que de esa forma llegó Chávez al poder contra el puntofijismo, que en Ecuador ganó Lasso porque había más miedo al Correazo, que es el voto de castigo, especialmente de los “estados pendulares”, el que hace alternar a demócratas y republicanos, el que puso a Nixon, Reagan, Clinton, Biden y Trump II, que en Colombia Petro ganó porque no era posible perder con Rodolfo Hernández, que en España el atentado en Atocha puso a Zapatero en la Moncloa. Y así podríamos continuar ad infinitum.
“No distingue entre política y espectáculo. Vota por el que sale más en la tele […] así vota por comediantes, modelos, pastores, voleibolistas”.
¿No les han contado quiénes son Volodímir Zelenski, Beppe Grillo, Tiririca (que en el colmo de la desfachatez usó como eslogan de campaña “¿Usted sabe lo que hace un diputado federal? Yo tampoco sé, vote por mí y le cuento” y “Peor de lo que está no va a estar”), Ronald Reagan, Jimmy Morales, George Weah o Joseph Estrada?
“Cree que la política es como el fútbol […] no hay argumentos hay pasiones. Se puede insultar, matar, defender lo indefendible, pero jamás cambiar de equipo”.
Qué bonito sería que en el Perú existieran partidos políticos (quizá la militancia sería lo más parecido a ser hincha de un club), con diferentes corrientes, democracia interna, etc. Hoy en día el APRA es pérdida de la inscripción-reinscripción y el fujimorismo nada más que absolutamente cualquier cosa que se le ocurra hacer a Keiko Fujimori. Paramos de contar. No hay nada que se acerque ni remotamente a algo que simule ser un partido político. Creo que merecemos un análisis más profundo. Por lo demás, hablando literalmente de insultar, matar y defender lo indefendible, coincidiremos en que el pueblo más instruido del mundo puso en segundo lugar al nacionalsocialismo, en 1932, por pasiones, no porque Mein Kampf les parezca un proyecto respetable, ¿o ni eso?
“Vota por el que le regala una bolsa de arroz”
Ya… Acá al costado lo mismo hicieron, respectivamente, en las antípodas, Lula y Bolsonaro. ¿Cuál era el método de reelección del Kirchnerismo en Argentina?, ¿en qué consistía el Carnet de la Patria del chavismo (uso el pretérito imperfecto porque hace un par de lustros que las elecciones allí son una vulgar pantomima)?, ¿qué apuntaló los 70 años de gobierno del PRI en México?, ¿no fue Trump el que pidió que los cheques de 1.400 dólares cuya cobertura amplió Biden a diestra y siniestra se incrementen a 2.000? En el propio Reino Unido, ¿no incurren conservadores y laboristas en lo que ellos mismos denominan “Pork-barrel politics”?
Mezcla del punto 2 y 11: “Confunde carisma con capacidad […] si dice que no es político le parece confiable”, “Le encantan los candidatos ‘outsiders’. Cree que porque no han gobernado son mejores. Confía en los salvadores políticos”.
¿Qué fue Trump con su eslogan robado “Make America Great Again”, su “I alone can fix it”, su retórica conspiranoica, antimigrante, enemiga del comercio, antieuropeísta, anti China y en su primera campaña su amenaza de que, de no ser elegido por los republicanos, se lanzaría con otro partido? ¿Quién ha sido Javier Milei, sino un despeinado, producto del marketing, que se vendía como un no-político (hablaba de “la casta”), al que le daban horas de horas en la televisión durante años para que gritara “zurdos de mierda” y que sobre las elecciones apareció como el gran mesías y oráculo? ¿Cómo se presenta el dictador Bukele sino como el salvador de El Salvador, “el presidente más cool del mundo”, “el presidente millennial”, que usa gorras, camisetas e iconografía militar, realiza retos virales en TikTok y crea polémica en Twitter?
“Tiene fobia a las palabras ‘izquierda´ y ´derecha’. No entiende qué significan, pero repite como un lorito: ‘la izquierda es terrorismo’, ‘la derecha es mafia’. No analiza ideas, solo etiquetas”.
Qué bochornoso. Esta es la polarización que existe en todos los lugares en que se vota, desde que se vota. A veces la etiqueta puede cambiar a “peronista” – “radical”, “liberal” – “conservador”, “progre” – “facha”, etc., etc., pero la idea es la misma. Un ejemplo bastante conocido para Aldo ocurre en el país en el que vive, donde las fobias hacia la izquierda y derecha son tan grandes, que VOX irrumpió en la escena política para llamar al PP “la derechita cobarde” y que Sánchez, en su momento señaló a quien luego fuera su vicepresidente, Pablo Iglesias, como de “extrema izquierda”.
Sí, Carlos, el azufre es amarillo. Sí, Aldo, hay que condecorar a Carlos con la Orden El Sol por descubrirlo. Así como se habla del “electarado”, permítaseme el neologismo del “politologoimbécil”, y al que le quede el saco que se lo ponga.
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