Una región golpeada por las Farc en tiempos en que el comandante Martin Caballero sembraba dolor y muerte ahora encuentra como rehacer su vida
En Simití, Bolívar, se está llevando una iniciativa para construir paz. El programa Cosechando Paz busca dar alternativas a una región, muy golpeada por la violencia. Para ilustrar, antes de la desmovilización de las Farc, en el lugar hacía presencia el Frente 24, 4 y 37 de las Farc. El accionar de comandantes como Martín Caballero dejaron unas comunidades desplazadas, mutiladas y heridas. No obstante, el gobierno busca dar alternativas.
El Fondo para la Reparación de las Víctimas, una parte de la Unidad para las Víctimas, en Simití y en otras regiones, quieren ofrecer al campesinado la posibilidad de trabajar la palma de aceite, mediante la política Cosechando Paz. La directora en el momento, Gloria Cuartas, tenía la responsabilidad de llevar a buen puerto la utilización de la palma de aceite como medio de transformación.
Bolívar tiene todas las posibilidades de ofrecer buenas cosechas de palma. Para comenzar en el departamento pasa el río Magdalena, que significa para los campesinos tener varias zonas fértiles a la mano. Como dentro del agua se transportan sedimentos de nutrientes y minerales, la tierra se vuelve adecuada para el cultivo. Por otra parte, el mundo demanda con veracidad palma de aceite.
El aceite de palma tiene varios usos como: aceite de cocina, productos para el cuidado de la piel y el cabello, suavizantes para la industria textil y líquidos para vehículos. Por la versatilidad de la palma, su consumo mundial no para de crecer. En este panorama, los campesinos de Bolívar pueden tomar ventaja de la situación y transformar las dinámicas de despojo.
La reparación de las víctimas
Un resultado de las negociaciones de 2005-2006, hecha entre las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC y el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, fue la entrega de fincas en Bolívar y en otras regiones de Colombia. Las propiedades pasaron al Fondo para la Reparación de las Víctimas, una subdivisión de la Unidad para las Víctimas, quien a su vez comenzó los cultivos de palma en Bolívar.
En Simití, Javier Pérez*, un supervisor del programa Cosechando Paz, mencionó los avances en la región. Según su testimonio, en la finca hay sembradas más de 117 mil palmas, que se distribuyen en medio de 800 hectáreas. Por la cantidad de palma se debe emplear por lo menos 61 personas del lugar. De los agricultores, un porcentaje grande son víctimas reconocidas del conflicto armado en Colombia.

El trabajo de campesinos como Pedro García*, que, con esfuerzo, logra bajar los racimos de la palma, cortar las hojas en el momento de la poda, fertilizar y limpiar. Si bien el trabajo es extenuante, la vida lo ha preparado para aguantar. En el 98, la época dura de la violencia le tocó migrar a Bogotá, en la capital no encontró oportunidades, menos trabajo. En efecto, cuando escuchó que se fueron los guerrilleros, regresa a su tierra.
Los compañeros de Pedro tienen historias parecidas. Natalia Rodríguez*, huyo de Bolívar, en Bogotá, soñó con un trabajo para mantener a sus hijas, el empleo solo existió en su imaginación. El destino la regresó a Bolívar, donde de a poco, logra cicatrizar las heridas del pasado y construir un bienestar.
Para garantizar el funcionar de la finca, la Unidad para las Víctimas, directora encargada en el momento Gloria Cuartas, requirió contratar un operador logístico, la organización escogida fue Rotorr. Una fundación capaz de dar un buen manejo administrativo, es decir, con Rotorr está garantizado el pago oportuno de nómina, el buen manejo de las cuentas y estar al día con los papeles exigidos por las distintas entidades de gobierno.
Rotorr al conocer de modelos gerenciales exitosos, por haber contratado con el Icbf, la Ugpp, el Icfes, entre otros, logró ser seleccionada para dar lineamientos a la finca de Simití. Otra fortaleza de Rotorr fue mostrar resultados con la Universidad Nacional, del cual Rotorr hace parte, al lograr apoyar al Fondo de Apoyo Estudiantil.
Se espera que, con la dedicación de los obreros, la buena administración y la asesoría adecuada, los campesinos de Simití puedan resurgir de la violencia y el olvido.
*Nombres cambiados por motivos de seguridad
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