La convocatoria que polariza al país
El presidente Gustavo Petro volvió a encender la mecha política al anunciar en su cuenta de X la realización de un “gran plantón nacional” para el próximo lunes 16 de junio. Presentado como un gesto de “apoyo popular” a su reforma laboral y a la consulta por la Constituyente, este llamado no es sino una estrategia más para profundizar la división social y presionar a las instituciones democráticas.
Un acto de confrontación
Con la excusa de “mostrar músculo ciudadano”, Petro solicita a sus simpatizantes bloquear plazas, avenidas y carreteras en varias ciudades. Lejos de promover un debate constructivo, el plantón se perfila como un instrumento de presión que amenaza con paralizar la actividad económica, colapsar la movilidad urbana y encender de nuevo las calles de Colombia en plena crisis.
Riesgos y consecuencias impredecibles
Agrava la crisis institucional
Frente a un Congreso ya tensionado por la reforma y la polémica consulta, esta movilización masiva solo profundiza la crisis de gobernabilidad. Al esquivar el debate con los representantes electos y lanzarse a la calle, Petro refuerza la percepción de que prefiere el activismo callejero al diálogo parlamentario, debilitando los contrapesos esenciales del sistema.
Afectaciones sociales y económicas
El bloqueo de vías principales provocará escasez de insumos, retrasos en el transporte público y pérdidas millonarias para comerciantes y PYMES. Sectores ya golpeados por la inflación y la inseguridad verán amenazada su recuperación si el plantón se extiende más allá de unas horas.
La consulta como cortina de humo
De la calle a la judicialización
Junto al plantón, Petro insiste en vincular la consulta de 8 millones de firmas para convocar la Constituyente como un acto de “voluntad popular”. Sin embargo, este giro vuelve a tratar de incendiar el debate, usando la participación ciudadana como escudo mientras el Ejecutivo elude los cauces legales y la discusión madura en el Congreso y la Corte Constitucional.
Una elección de métodos peligrosos
La insistencia en la protesta callejera y la consulta exprés evidencia el desprecio del Gobierno por las reglas del juego democrático. El próximo lunes 16 será la prueba de fuego: si Petro se sale con la suya, el país quedará sometido a un ciclo interminable de movilizaciones y confrontaciones, en lugar de construir consensos y soluciones reales.