Ondeando las banderas del M-19 y la de la “Guerra a muerte”

ETA (Euskadi Ta Askatasuna) fue una organización terrorista responsable de numerosos atentados y asesinatos en España. Ondear una bandera de ETA, o de cualquier grupo terrorista, sería considerado como una apología del terrorismo, lo cual es ilegal en España y podría llevar gravísimas consecuencias penales. Ni siquiera el presidente de España, Pedro Sánchez, no obstante su cercanía con movimientos afines a ETA, se atrevería. En Colombia el Movimiento 19 de Abril (M-19) fue una organización terrorista responsable de una serie de secuestros y asesinatos, incluyendo el magnicidio del Palacio de Justicia financiado por los narcotraficantes. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre 1970 y 1989, el M-19 llevó a cabo 5567 secuestros, muchos de los cuales terminaron en asesinatos como el del sindicalista José Raquel Mercado. Además de asesinar a Mercado, el M-19 secuestró y asesinó a otras figuras destacadas, como el excandidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado y la activista Camila Michelsen. Estos actos fueron parte de una estrategia que convirtió al secuestro y el posterior asesinato no solo en una fuente importante de financiación del M-19, sino en el mecanismo para presionar e infundir miedo a los colombianos.

La «bandera de la muerte» fue proclamada por Simón Bolívar el 15 de junio de 1813 durante la Campaña Admirable. Su diseño original incluía los colores rojo, negro y blanco, representando la libertad (rojo), la muerte (negro) y la unidad (blanco). En su discurso del pasado 1 de mayo en la Plaza de Bolívar, Petro (quien lleva la “bandera de la muerte” en su solapa) explicó que la bandera representa un llamado a la acción del pueblo colombiano frente a lo que considera una falta de respuesta del Congreso a las demandas sociales. ¿A quién le declara “guerra a muerte” el presidente hoy? ¿A sus opositores políticos? ¿A los empresarios que no comulgan con su visión? ¿Al Congreso que se resiste a sus reformas?

¿A quién le declara “guerra a muerte” el presidente hoy? ¿A sus opositores políticos? ¿A los empresarios que no comulgan con su visión?

Utilizar por parte del ejecutivo estos símbolos, las banderas del M-19 y la de la “Guerra a muerte” en un país que peligrosamente se acerca a una guerra civil, es de una insospechada estupidez. Para un analista, “En un país con una historia reciente de conflicto armado, los símbolos no son neutrales. Usar emblemas cargados de muerte, guerra y rebelión en momentos de tensión puede escalar el conflicto simbólico y real. Más allá de la intención, es una estrategia de alto riesgo político.”

Ambas banderas, la del M-19 y la de la “Guerra a muerte”, han sido izadas en un clima social que ya hierve y Colombia no necesita más gasolina. Tampoco necesita que se repita el miserable atentado contra el valiente senador Miguel Uribe Turbay. Lo que nuestro país necesita es serenidad, consenso y un liderazgo que piense más en país que en desdeñar, con premeditación y alevosía, la Constitución nacional que establece con claridad meridiana la separación de poderes. Por medio de una consulta, pasarse por la galleta al Senado de la República, ondeando a la ligera símbolos de odio, es más que una temeridad, es criminal. Como lo señaló un agudo comentarista: “Quienes hacen de la polarización su bandera, suelen terminar colgados de su propio mástil.”