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El apoyo de Trump a las acciones israelíes contra Irán ha desnudado los verdaderos propósitos de Estados Unidos, su complicidad con la posición guerrerista de Netanyahu y la magnitud de sus ambiciones en búsqueda de preservar o recuperar la hegemonía mundial.
La agresión de Israel
Israel agredió brutalmente a Irán, con el argumento de hacer un ataque preventivo. A primera vista parecería desproporcionado que un pequeño país de diez millones de habitantes y del tamaño de Cundinamarca enfrentara a un país de 90 millones de habitantes con una extensión una vez y media el tamaño de Colombia. No es así, porque la ofensiva no hubiera sido posible sin contar con el decisivo apoyo de Estados Unidos y de los principales países de la OTAN, comenzando por Gran Bretaña, Francia y Alemania.
La tesis de una agresión preventiva no puede ser aceptada por la comunidad internacional pues se validaría cualquier clase de operación militar con la mera sospecha de una agresión futura. Aquí se ha partido de un supuesto sobre la inminente fabricación de armas nucleares por parte de Irán.
La agresión ha dejado centenares de muertos, altos dirigentes iraníes asesinados e innumerables daños en la infraestructura. La respuesta iraní ha ocasionado graves afectaciones en Israel. El conflicto escala y no se ve solución pronta.
El apoyo de Trump
La directora de Inteligencia nacional de Estados Unidos declaró ante el Congreso de Estados el 26 de marzo que Irán no estaba llevando a cabo las actividades claves necesarias para producir un arma nuclear. Trump respondió que no le importaba lo que creyera Tutsi Grabbard, afirmando: “No me importa lo que ella dijo. Creo que estaban muy cerca de tenerla”.
Estados Unidos movilizó el portaviones Nimitz y su grupo de ataque, más de dos docenas de aviones cisterna para abastecer a la fuerza aérea israelí, desplazó varios destructores capaces de interceptar misiles balísticos y ha aumentado su presencia en la zona, que ronda entre los 40.000 y 50.000 uniformados. También ha participado directamente en la defensa de Israel por medio de la intercepción de los misiles de Irán.
Las acciones ofensivas de Israel se dieron dos días antes de la cita convenida entre Irán y Estados Unidos, la cual obviamente fracasó.
Desde su primer gobierno, Trump ha apoyado al gobierno israelí. Trasladó la embajada de EE.UU. a Jerusalén y reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán. En el segundo gobierno apoyó el control israelí de los territorios alrededor del Golán y avaló sus operaciones en territorio sirio.
El mandatario estadounidense ha sido partidario de una “máxima presión” hacia Irán. Se retiró en 2018 del acuerdo nuclear con Irán (JCPOA), le impuso sanciones económicas drásticas y llevó a cabo acciones militares como el asesinato del general Qassem Soleimani.
El asesinato de importantes líderes iraníes no ha sido condenado por Trump, pero al mismo tiempo ha rechazado un plan israelí para matar al líder supremo de Irán, el Ayatolá Ali Jamenéi, señalando que prefiere que Israel y otros actores regionales “peleen”. Ha dejado en claro que intervendrá si sus fuerzas en la región son atacadas. Cualquier ataque, incluso uno de falsa bandera realizado por el Mossad a fuerzas estadounidenses, precipitaría una intervención abierta estadounidense en la región.
Consecuencias catastróficas
Algunos de los socios más cercanos de Estados Unidos en la región como Siria y Jordania están abiertamente apoyando la agresión israelí y otros la condenan, pero manteniendo una distancia frente a Irán. Arabia Saudita está inclinándose a un tímido respaldo a Irán, junto con Emiratos Árabes Unidos. Ambos vienen de los fracasados Acuerdos de Abraham, que buscaban normalizar las relaciones con Israel y que fueron abortados por las acciones de Israel en Palestina.
Que Trump haya amenazado abiertamente a la población de Teherán, conminándola a evacuar de inmediato, no deja duda de qué lado está, así como la declaración de que en parte su “América primero” está en que Irán no posea armas nucleares.
Pakistán anunció que, en solidaridad con Irán, usaría sus armas nucleares en represalia contra Israel
Parece un axioma que Irán no pueda tener armas nucleares pero Israel sí, y todo indica que Israel está dispuesta a utilizarlas. Pakistán anunció que, en solidaridad con Irán, usaría las suyas en represalia contra Israel.
China, que mantiene relaciones con ambos países, ha condenado las acciones de Israel, pero ha sido un promotor de la estabilidad regional y recientemente ha contribuido a acercar a Arabia Saudita con Irán. La inestabilidad en la región puede afectar los intereses chinos en materia energética y en su proyecto de la Ruta de la Seda. También Irán es un aliado clave en el seno de los BRICS.
Rusia ha condenadola agresión israelí, considerándola «categóricamente inaceptable». Irán es un socio clave para Rusia, especialmente en el ámbito militar, por ejemplo, con el suministro de drones para la guerra en Ucrania y ha firmado un “tratado de asociación estratégica integral” con Irán.
Sin embargo, Rusia mantiene relaciones con Israel y tal vez salga beneficiada con el hecho de que Estados Unidos haya redirigido una parte de los suministros destinados a Ucrania hacia Israel. El hecho contribuye en forma importante a debilitar todavía más a Zelenski. Al mismo tiempo, el conflicto del Oriente Próximo desvía la atención de la inminente derrota de Occidente en la guerra en Ucrania.
Algunas fuentes afirman que las acciones de Israel se hicieron a espaldas de Trump. No es creíble que su principal socio en la región y el enorme despliegue militar se haya hecho a sus espaldas y si se hizo, muestra que la lógica hegemónica de Estados Unidos trasciende las particularidades de sus presidentes.
De todas maneras, el discurso de un Trump pacifista, aquel que no quería involucrar a Estados Unidos en guerras sin fin, se está desvaneciendo. Se diluye también su reputación de buen negociador y queda en la retina simplemente un personaje histriónico y egocéntrico que debe atender el hecho de que hacer grande a Estados Unidos enfrenta una cada vez mayor resistencia de quienes no soportan su hegemonía.
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