El regional mexicano conquista Colombia y transforma la música popular, entre elogios por su riqueza sonora y temores por la pérdida de identidad local
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Hace aproximadamente 15 años, el sueño de cualquier cantante nuevo de música popular era convertirse en Darío Gómez (Q.E.P.D.), Luis Alberto Posada o El Charrito Negro. Estos artistas llenaban cualquier escenario, desde discotecas hasta coliseos y estadios. Era el fervor del pueblo, que acudía a estos espectáculos para ahogar el dolor de una herida de amor o, simplemente, para embriagarse de felicidad. Ellos fueron el símbolo de la música popular, al igual que las Hermanas Calle, Alci Acosta y el fallecido Julio Jaramillo, una mezcla sonora de tango, vals, ranchera y bolero ecuatoriano que dio forma a la música popular colombiana. Lo curioso, es que no solo era música para los de la barriada, sino también para los ricos, fue Darío Gómez, quien le dio distinción a esta música que se escucha en cada rincón del país y del exterior.
El estudio realizado por ProAntioquia y Comfama, titulado «Medellín Musical, Industria y Ecosistema de la Música, Reporte 2023», describe las composiciones de la música popular colombiana como “letras melancólicas y temas de desamor que se han arraigado en la vida cotidiana de muchos colombianos. Suele ser la banda sonora de reuniones sociales, fiestas y festivales, y sus canciones resuenan con las experiencias de pérdida y dolor”.
El regional mexicano
La música mexicana no es nueva en Colombia. Desde la década del 50, a través de la difusión en medios masivos como la radio y el cine, el regional mexicano fue conquistando a los colombianos. Celebridades como Javier Solís, Jorge Negrete, Tony Aguilar y Vicente Fernández hicieron que Colombia se convirtiera en lo que el presentador de TV de Tamaulipas (México), Chito Villegas afirma, «Colombia es el país más mexicano después de México». Y tiene razón Villegas. Las rancheras y el norteño, de la mano de artistas como Chuy Luviano, Los Rayos de México y Los Tigres del Norte, con canciones como Billete Verde, La Cruz de Madera, La Mesa del Rincón, La Banda del Carro Rojo y El Jefe de Jefes, consolidaron este género en Colombia.
La llegada de una nueva frecuencia radial en Bogotá, que hoy también tiene un canal de televisión que emite su señal para toda Colombia, y que apostó por este movimiento del regional mexicano, consolidó a las nuevas generaciones del país azteca. Estrellas como Christian Nodal, Carin León, Espinoza Paz, Los 2 Carnales, entre otros, así como las colaboraciones con reggaetoneros (como Bad Bunny y Grupo Frontera), trajeron consigo un cambio en nuestro país. Hoy, las figuras representativas de la música popular colombiana comenzaron a vestirse de manera similar a los mexicanos, adoptaron su estilo para cantar, a montar a caballo en sus conciertos (jaripeo), como si fuera un palenque. Algunos incluso han llegado a denominar este movimiento como «regional colombiano», perdiendo parte de la esencia de nuestra música cantinera.
La mirada desde México con el Inge Tortoledo
Pero, ¿qué piensan los mexicanos que forman parte de la industria sobre lo que está sucediendo en Colombia con el regional mexicano? En diálogo desde Guadalajara con el Inge Tortoledo, quien ha escrito más de 200 canciones y cuya composición «Los Principios Un Tesoro» está incluida en la más reciente producción del grupo Calibre 50, compartió lo siguiente:
¿Cómo ve el fenómeno del regional mexicano siendo adoptado por los artistas colombianos en la música popular? ¿Lo considera una influencia positiva o más bien una «colonización» sonora?
La música está globalizada, gracias a la existencia de públicos que exploran nuevos sonidos y fusiones, lo que hace que todo se modernice y se logren cambios extraordinarios. La música no debe resistirse a este cambio.
¿Qué elementos del regional mexicano cree que están siendo más populares en Colombia y cómo impactan en la identidad de la música colombiana?
La incursión en los arreglos musicales de instrumentos como el requinto (docerola), los trombones y el tololoche se han globalizado y ya los escuchamos en canciones de artistas colombianos.
¿Considera que la incorporación del regional mexicano en la música colombiana podría desplazar géneros autóctonos como la cumbia o el vallenato, o es una fusión que enriquece ambos géneros?
De ninguna manera. Esto viene a enriquecer la música. Actualmente, estamos haciendo cumbias con requinto, tuba y charchetas, que pronto escucharán. Los oídos son más exigentes, y las nuevas generaciones van a escuchar música que no habían escuchado antes. Creo que esto eleva más que deprecia, siempre y cuando se respete la esencia de cada género.
En su experiencia, ¿cómo equilibra la preservación de la tradición del regional mexicano con la necesidad de adaptarse a las nuevas tendencias globales en la música?
Me parece que los sonidos principales no cambian, sino que se agregan nuevos instrumentos que les dan frescura. Y desde luego, las letras más actuales suman a lo ya establecido. Eso prevalecerá.
¿Qué opina de la fusión entre el regional mexicano y otros géneros populares, como la música colombiana? ¿Cree que puede enriquecer el sonido o corremos el riesgo de perder la autenticidad de los géneros originales?
Desde luego que se va a enriquecer. La música permanecerá tal y cual, pero habrá una nueva ola con nuevos instrumentos. Eso es lo bonito de la música.
¿Cómo cree que la música digital y las plataformas de streaming han influido en la expansión del regional mexicano en países como Colombia?
Enorme, y no solo para el regional mexicano, sino para todos los géneros. Hoy existen muchas alternativas de música que llegan a casi todos los rincones del planeta.
¿La globalización del regional mexicano en Colombia representa una oportunidad para que más personas descubran la música mexicana, o más bien un riesgo de perder la esencia de lo que hace único a este género?
Yo creo que es una oportunidad para que ambos países compartan sus culturas musicales y las fusionen. Hay muchos ejemplos de artistas internacionales de ambos países que ya han tenido éxitos globales. La identidad no tiene por qué perderse. Las nuevas generaciones escuchan más música global que local, y esto les brinda más opciones.
¿Cómo ve la relación entre la nueva generación de músicos colombianos y los del regional mexicano? ¿Es un signo de globalización o una pérdida de la identidad cultural local?
Me parece que nos falta más, pero estamos en el camino. Mira cómo son las cosas: a nosotros nos tocó hacer dos temas en fusión con un artista colombiano de la ciudad de Pereira, llamado Pereiranboy. Las canciones quedaron padrísimas, les metimos afrobeat del Pacífico colombiano con regional mexicano y suenan chingón.
Para los futuros compositores influenciados por el regional mexicano, pero provenientes de otras tradiciones musicales, ¿qué consejos les daría para mantener el respeto por sus raíces culturales mientras experimentan con fusiones de géneros?
Creo que el respeto por la música es el gusto por ella. Hay música para todo tipo de audiencias. Un autor puede hacer todo tipo de música porque es inspiración, es aire, es tierra, agua, fuego. La música es altamente pasional, y eso no demerita intentarlo, siempre y cuando salga de lo genuino.
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