La ministra del Interior de Duque le abrió el camino a la monteriana en Bogotá para su proyección nacional empleándola en el Gobierno donde dio el salto al Congreso
Antes de que Saray Robayo Bechara llegará a la Cámara de Representantes heredando la curul de su primo, el gobernador de Córdoba Erasmo Zuleta Bechara, convirtiéndose en la congresista más votada de la Costa y aterrizando en la Comisión Tercera, la de Hacienda y una de la más importantes al encargarse del presupuesto general de la Nación, Robayo trabajó en el gobierno de Iván Duque al lado de Alicia Arango quien fue su madrina política.
Después de su breve paso por el Reinado Nacional de la Belleza en representación de Córdoba, una tradición familiar como lo hizo su prima Roxana Zuleta Bechara en 2002, Saray Robayo aterrizó en el Gobierno de Iván Duque en 2020. Anteriormente, había trabajado en la Universidad del Sinú, la empresa familiar y luego dio el salto por lo alto al Ministerio del Interior donde la apadrinó Alicia Arango y se desempeñó como su secretaria de despacho
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En este cargo, Saray Robayo se mantuvo aún después de la salida de Alicia Arango del ministerio del Interior y la llegada del vallenato Daniel Palacios, pero con el respaldo de Alicia Arango quien se la recomendó a su sucesor, logró atornillarse en él. Cuando estuvo en el ministerio del Interior, Saray Robayo también se acercó a Armando Benedetti, quien en ese entonces era Senador del partido La U donde la familia Bechara ha hecho su fortín electoral. La cercanía entre Saray Robayo y Benedetti se mantuvo durante los siguientes tres años, hasta que en 2023 la relación laboral se convirtió en un romance como se lo contamos acá: El romance de Armando Benedetti con la congresista Saray Robayo: revolcón en la política de Córdoba
Aunque la relación no duró, ya como representante a la Cámara, Saray Robayo inició su relación con el corrupto Emilio Tapia quien ya le puso una meta: sacar 200.000 votos dando su salto al Senado. Ahora Alicia Arango es la asesora política de la candidata Vicky Dávila, y sigue siendo cercana a Saray Robayo quien todavía le consulta su mayor preocupación por ahora: como será la estrategia para el 2026 donde pretende junto a su esposo, el corrupto contratista Emilio Tapia, quien ha sido el cerebro de los mayores desfalcos al Estado como el Carrusel de la Contratación y Centros Poblados, coronarse como la baronesa electoral de la Costa.
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