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La semana pasada en la ciudad de Lima(Perú) con el auspicio de la Fundación Konrad Adenauer y el apoyo de la Cámara de Comercio de Lima, la Sociedad Nacional de Industrias y la Marina de Guerra, tuvimos la oportunidad de presentar la obra titulada: Los nuevos desafíos de las economías criminales, casos latinoamericanos, publicada por la reconocida casa editorial paisa Diké fundada y dirigida hace más de 40 años por el ilustre paisa, Dr. Eduardo Quiceno, editada por el erudito en la materia, Doctor de Harvard, Víctor Hugo Guerra Hernández, y presentada por el eminente maestro, Dr. Francisco Rojas Aravena Rector de la Universidad para La Paz de Naciones Unidas Upeace.
Esta obra es la segunda versión de una primera presentada hace dos años en el campus de la Upeace en San José de Costa Rica, titulada Economías Criminales, enfoques multidimensionales, la cual se ha constituido en investigación de obligatoria referencia para la academia, estudiantes, institutos, organizaciones públicas y privadas, y organismos multilaterales, ofreciendo una amplia y precisa comprensión estratégica y práctica de estos fenómenos. El liderazgo y visión del Dr. Guerra, logró, en estas dos ediciones, convocar expertos internacionales, con diferentes experiencias, conocimientos y perspectivas, quizá los más autorizados y reconocidos de la región, alrededor de la más grande y creciente amenaza al desarrollo, la economía, la seguridad, el medio ambiente, la salud e integridad de las personas, que representa entre el 5 al 10% del PIB global, como son las economías criminales. Es decir, si estas, hoy fueran una nación, serían el tercer país con el mayor PIB después de la China y EE. UU.
La Ocde ha estimado el comercio ilícito anual en 460.000 millones de dólares, duplicando los ingresos del narcotráfico y significando la modalidad que mayores utilidades, menor riesgo y más bajos costos le representa al crimen organizado transnacional. Para citar un ejemplo, es más rentable para los delincuentes, cruzar ilegalmente la frontera entre Colombia y Ecuador contrabandeando una paca de cigarrillos, que cruzando con un kilo de clorhidrato de cocaína, las ganancias se multiplican en 6 veces. De ahí la importancia de las cifras publicadas por el Banco Mundial en 2024 que nos dicen, que la criminalidad en Latam se concentra en el 2,5 % del territorio, los homicidios en el 1,4 de las localidades y donde 40 de las 50 ciudades más violentas del mundo están en la región así como 16 de 50 países del mundo; seguimos siendo así, los segundos en indicadores negativos por corrupción, criminalidad, violencia y fragilidad institucional. Y para entender, el porqué el comercio ilegal alcanza esta connotación, debemos saber que 37 de las 40 zonas urbanas más violentas del mundo en Latam & Caribe se ubican en puertos marítimos y corredores fronterizos, una especie de engendros de las economías criminales, donde el homicidio se ha incrementado en un 40 % después del covid-19 y la disputa sangrienta entre mafias es por el dinero, por apoderarse la cadena de comercio exterior, y donde la fragilidad institucional es crónica.
Es más rentable para los delincuentes, cruzar ilegalmente la frontera entre Colombia y Ecuador contrabandeando una paca de cigarrillos, que cruzando con un kilo de clorhidrato de cocaína
Aparte de la debilidad institucional, otro de los factores determinantes que habilitan las economías criminales, es la sofisticada capacidad de resiliencia del crimen organizado, que, precisamente se mueve con flexibilidad desde y hacia las zonas fronterizas marítimas o terrestres para desplegar su maquinaria criminal a otros países y al interior de los territorios. Así lo corroboran las investigaciones realizadas por StrategosBIP en Latam & Caribe que revela fenómenos preocupantes en México, Guatemala, Panamá, Ecuador y la frontera tripartita del cono sur, como las más afectadas por el poder de las mafias del Contrabando, el lavado de dinero y el tráfico de productos falsificados, adulterados y modificados; claro, gran parte del negocio vinculado al tráfico de estupefacientes. Las cifras señalan que el 4 % del comercio ilícito global corresponde a productos farmacéuticos, el 12,5 % a cigarrillos y el 25 % a alcohol; pero mas grave aún, las evidencias demuestran que estas economías criminales también financian el terrorismo y la trata de personas, así se concluyó en la V versión de la Estrategia Triángulos, capítulo Cono Sur, realizada hace dos semanas en la ciudad de Buenos Aires con la participación de más de 52 autoridades de la región, el sector privado y Organismos Multilaterales.
Los nuevos desafíos de las economías criminales y los casos latinoamericanos esbozados en la obra, nos permiten concluir que los principales generadores de este fenómeno son la corrupción, la fragilidad institucional, la capacidad de resiliencia del crimen, la desconfianza en la cooperación público-privada, la falta de mecanismos efectivos de cooperación regional y las inapropiadas políticas públicas que paradójicamente incentivan el crimen organizado, como la exagerada carga impositiva sobre productos entre ellos el tabaco y el alcohol.
Finalmente, nuestro capítulo en la obra, ofrece algunas estrategias, cuyo éxito ha sido comprobado, orientadas a blindar las organizaciones públicas y privadas de las economías criminales, donde el fortalecimiento de la inteligencia y la investigación criminal para perseguir el lavado de dinero, los bienes ilícitos, la corrupción y las estructuras criminales, serán la llave maestra para superar la retórica y el networking y dar un paso sustantivo hacia medidas prácticas y determinantes en el territorio, con foco y de manera sostenida e integrada entre autoridades y el sector privado; y aquí la confianza y la transparencia son el valor supremo.
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