Detrás de una puerta discreta en El Polo, Quinto Cocina ofrece lo mejor de Asia con toques colombianos, buen precio y un ambiente que invita a quedarse
En el barrio El Polo, el norte de Bogotá guarda un secreto detrás de una puerta pequeña, casi tímida, una puerta que pocos se detienen a mirar. Esa puerta conduce a Quinto Cocina, un restaurante que no necesita letreros llamativos para hacerse notar entre quienes ya lo han descubierto. Quien cruza el umbral se encuentra con una joya asiática que parece ajena al bullicio de la ciudad, un lugar donde cada detalle está pensado para que la experiencia empiece desde el primer paso.
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El ambiente tiene algo acogedor y elegante a la vez: lámparas cálidas, madera oscura, pequeños guiños a la cultura japonesa colgados de las paredes. Todo invita a quedarse, a sentarse sin prisa y dejarse llevar por la calma que se respira allí. Quinto no solo sirve comida, sino que cuenta una historia en cada plato, una que mezcla tradiciones de Japón con sabores colombianos en una combinación inesperada pero deliciosa.
Su cocina se ha ganado aplausos con justicia. Dos veces consecutivas fueron los ganadores del Sushi Master gracias a su ya célebre Sensai Roll, una creación que sigue siendo protagonista de la carta y que vale la pena probar al menos una vez. Pero no es el único acierto. El nuevo menú trae más sorpresas, con platos que se sienten familiares y exóticos al mismo tiempo, pensados para todos los bolsillos sin sacrificar calidad.
Las entradas rondan los 30 mil pesos, perfectas para abrir el apetito sin asustar la billetera. Los rollos de sushi empiezan en 50 mil y no decepcionan: frescos, bien presentados, con esa mezcla justa de texturas que se espera de un buen sushi. Hay opciones más económicas y generosas, como el Hong Shao, con panceta de cerdo tierna y jugosa por 39.900. También hay platos que reconfortan el alma, como el Yakisoba, fideos de trigo salteados con vegetales por 32.900, o el curry verde thai, cremoso y aromático, por 52.900.
Quinto Cocina tiene tres sedes. Una en chapinero alto, en la carrera 6 con calle 49. Otra en El Polo, en la calle 85A con 22A y una más en Villa de Leyva, Este lugar no es solo un restaurante, es un pequeño refugio para los que disfrutan comer sin afán, para quienes saben que los grandes tesoros casi siempre se esconden en lugares discretos. Allí, en la calle 85A No. 22A-10, detrás de esa puerta modesta, espera un pedazo de Asia con acento bogotano que conquista a quien se anima a entrar.
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