La editorial Random House lanzó «lo bacano es hablar de historia», una campaña para devolverle al pasado la importancia que esta tiene
En un país donde las noticias se consumen tan rápido como desaparecen, donde las conversaciones parecen no durar más que un par de clics y la memoria colectiva se va deshilachando, alguien decidió proponer algo distinto: detenerse. En el marco de la Independencia de Colombia, Penguin Random House lanzó Lo bacano es hablar de historia, una campaña que invita a hacer justo eso: mirar atrás y, en ese gesto, entender mejor el presente.
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La idea no nació de un cálculo frío, sino de una necesidad evidente. Durante meses, el equipo editorial escuchó la misma preocupación de lectores y autores: que el pasado se estaba quedando sin voz, arrinconado en las fechas de calendario, convertido en efeméride. Por eso reunieron a quienes más saben contar la historia —historiadores, filósofos, divulgadores— para recordar que nadie está del todo completo sin lo que ocurrió antes.
El propósito no es glorificar a los héroes ni recitar las batallas. La propuesta va más allá de los nombres y las fechas. Hablar de historia, explican los protagonistas de esta campaña, es entender por qué seguimos siendo como somos, por qué las instituciones funcionan —o fallan— de la manera en que lo hacen, por qué algunos conflictos parecen repetirse una y otra vez. En pocas palabras: es una manera de reconocer nuestras propias grietas y posibilidades.
En las voces de quienes participan hay matices y tonos distintos, pero una misma convicción. Para Diana Uribe, la historia es una huella que se cuela en cada gesto y cada decisión, incluso sin que lo notemos. Felipe Arias la define como un espejo que devuelve tanto lo que somos como lo que ya no queremos ser. Ricardo Silva Romero la llama un manual lleno de claves para descifrar lo que vivimos hoy. Para Carl Langebaek, incluso los problemas más contemporáneos —como la sostenibilidad o el cambio climático— no se comprenden sin mirar atrás. Daniel Gutiérrez y Germán Mejía añaden que la historia es también el murmullo de quienes ya no están, una memoria que le da sentido a cada objeto, a cada lugar.
Lo bacano es hablar de historia es mucho más que una campaña editorial. Es un recordatorio. Una invitación a bajar el ritmo, a dejar por un momento las pantallas y las prisas para abrir una conversación más honda sobre lo que fuimos y lo que todavía podemos ser. Porque, al final, hablar de historia no es otra cosa que hablar de nosotros mismos.
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