El boyacense Linton Segura es criador de la cabra más cara lechera de Colombia, capaz de producir 10 litros diarios de este valioso lacteo y estuvo en Agroexpo
En las montañas de Moniquirá, Boyacá, entre colinas verdes y aire frío, una cabra blanca, la más cara de Colombia, se ha convertido en orgullo y símbolo de excelencia caprina. Pertenece al aprisco El Paraíso, un criadero con más de una década de dedicación a la genética y a la leche de cabra, y es, sin discusión, la mejor cabra lechera del departamento.
El Paraíso es propiedad de Linton Segura Pinilla, quien desde hace 11 años recorre los corrales con la paciencia del que conoce cada detalle de su oficio. Su finca no es solo un criadero: es un laboratorio a cielo abierto, donde las cabras pastan entre técnicas de inseminación artificial, registros genealógicos y cuidados casi obsesivos para asegurar animales con pedigrí impecable. Hace cuatro años, Segura decidió dar un giro y centrarse en la mejora genética mediante inseminación artificial, y los resultados han comenzado a notarse en ejemplares como ella: una Saanen de pelaje blanco como la nieve, con ubre generosa y mirada tranquila, capaz de producir hasta 10 litros de leche al día.
Avaluada en 10 millones de pesos, esta campeona no es una cabra común. Ha tenido un solo parto, pero ya acumula títulos: su participación en Agroexpo 2025 fue memorable, llevándose el primer puesto en su categoría gracias a una producción lechera que dobla la media de su raza. En las pistas, con su andar elegante y su cuerpo huesudo, cautivó a los jueces y recordó a todos por qué la Saanen sigue siendo considerada la mejor raza lechera del mundo.
Originaria del valle de Saanen, en Berna, Suiza, esta raza ha viajado por generaciones hasta asentarse en criaderos colombianos. Se reconocen por su color blanco o crema, su pelaje corto y espeso y, a veces, pequeñas manchas oscuras en la cara o las ubres. Sus cabezas grandes y su figura delgada pueden engañar a quien no conoce sus capacidades, pues detrás de ese aspecto flaco hay un prodigio de producción: las hembras suelen dar entre 4 y 6 litros diarios, pero con condiciones óptimas —como en El Paraíso— algunas superan los 10 litros, como lo demuestra la campeona de Moniquirá.
Las hembras de esta raza alcanzan entre 75 y 85 centímetros de altura y pesan entre 50 y 70 kilos, mientras los machos pueden llegar hasta los 100 kilos y superar los 90 centímetros. Su periodo de lactancia es prolongado, y la grasa de su leche ronda el 3,5%, lo que la hace especialmente apreciada por queseros artesanales y consumidores que buscan un producto más saludable y digestivo.
En Colombia, además de la Saanen, pastan otras razas con destino lechero: la Alpina, llegada de los Alpes suizos y franceses, y la Anglo Nubia, nacida de cruces entre cabras británicas, indias y africanas, valorada también por su carne. Pero ninguna ha logrado eclipsar, al menos en Boyacá, la elegancia y productividad de esta hembra Saanen, que parece hecha para reinar entre praderas.

En El Paraíso, entre balidos y pasos sobre la tierra, la reina blanca sigue cumpliendo su faena diaria. Ajena a los títulos, ignora que es la mejor cabra de Boyacá y acaso una de las más valiosas del país. Solo se detiene a rumiar tranquila, mientras su leche continúa fluyendo como un pequeño milagro cotidiano.
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