Nació en una compañía tradicional paisa y su comercial en la década de los 80 la convirtió en la opción favorita de los hogares colombianos
Nació hace 70 años en el corazón de Colombia, pero pronto se convirtió en una tradición en las mesas de las mañanas bogotanas. Así es Chocolate Sol, la marca que desde 1950 ha endulzado desayunos, tareas escolares y tardes de vida acelerada. Su historia está entrelazada con Casa Luker, un imperio chocolatero que comenzó mucho antes, en 1906, gracias a la visión de tres pioneros cafeteros y chocolateros antioqueños.

La historia de Chocolate Sol arranca en la Hacienda La Enea, en Manizales, cuando José Jesús Restrepo Botero, Alfredo Restrepo Jaramillo y Luis Jaramillo Walker fundaron Chocolate Luker. En enero de 1906 elaboraron la primera pastilla de chocolate en el país, bautizada con ese nombre: «Luker» —un juego entre los apellidos Restrepo y Walker—. Ese fue el origen de lo que luego se convertiría en Casa Luker, un emporio alimentario que apostó por la calidad, la innovación y el desarrollo social desde su origen.
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En 1950, en plena Bogotá post-Bogotazo, Casa Luker lanza Chocolate Sol. La marca se impuso rápidamente en la región central del país, conquistando hogares con su oferta nutritiva y con una comunicación emocional: el viejo comercial de “Todas las mañanas al salir el Sol” sigue resonando en la memoria colectiva colombiana.
Para 1956, Luker traslada sus operaciones a Bogotá, donde se consolida como una marca nacional. En 1963 inaugura la Granja Luker, un centro de investigación de cacao para mejorar las prácticas agrícolas y apoyar a productores con técnicas sostenibles y capacitación.
El sabor del Chocolate Sol que cruza generaciones… y desafíos
Chocolate Sol se convirtió en más que una bebida caliente: fue la taza que daba ánimo para comenzar el día. En sus primeros 70 años ya se habían tomado más de 5.700 millones de tazas en Colombia. Para su aniversario, la marca renovó su campaña “Día Chocolate Sol”, invitando a un nuevo humorista —Hassam— para reinterpretar un ícono publicitario que unió generaciones.
Para ese mismo aniversario, Casa Luker anunció una línea cero azúcar, respondiendo a nuevos hábitos de consumo sin renunciar al sabor clásico. De hecho, cerca del 25–30 % de sus ventas provienen de esas alternativas menos azucaradas.
Ese compromiso ha tomado formas como El Sueño de Chocolate, una iniciativa que beneficia a más de 3.000 familias cacaocultoras con impacto social, educativo y ambiental, y programas como El Efecto Cacao o Maestros del Cacao, que promueven calidad, asociatividad y oportunidades reales.
Hoy, mientras sorbemos una taza de Chocolate Sol, lo hacemos con un legado de más de un siglo: desde el deseo de tres emprendedores antioqueños, el aprendizaje en cacao fino, la innovación sostenible y una capacidad de renovar el sabor sin perder autenticidad. Más que alimento, Chocolate Sol simboliza cómo una marca familiar puede crecer con propósito —parafraseando su lema silencioso: “tómate un chocolate, siéntete en casa».
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