La figura de los perros en la sociedad es muy clara en la actualidad: son seres sintientes, buenos, una compañía y, para muchos, un integrante más de la familia. Se les cuida, se les protege y se castiga con la ley a quienes los maltratan, como debe ser con todos los animales. Además, se sabe que estos caninos tienen algo que los hace muy especiales, además de su inteligencia, y brindan su cariño al lugar al que llegan. Una muestra de ello son los perros que han hecho historia a nivel mundial por sus hazañas.
Aunque han sido cientos los perros que han marcado de forma positiva la vida de muchas personas y familias, hay siete que quedaron en la historia para la posteridad: unos por su valentía y rescates a seres humanos, otros por colaborar en hospitales, ir a la luna, esperar a sus dueños después de la muerte y muchísimas cosas más que conmueven grandemente.
Estos son los perros que han hecho historia alrededor del mundo
1. Barry, un héroe de las montañas
Se le conoce como el padre de la famosa raza San Bernardo y fue un popular perro de rescates en la montaña. Este animal nació en 1800 en Suiza, cuando el único modo de cruzar de un valle a otro era caminar, lo que era una travesía bastante fuerte y difícil, sobre todo en invierno. Por estas circunstancias, a finales del siglo XVII se empezaron a entrenar perros de montaña para rastrear a viajeros perdidos y darles calor con su cuerpo en caso de hipotermia.
Ahí es donde entra Barry en acción, siendo el perro más efectivo y héroe en la vida de muchos viajeros. Logró salvar a más de 40 personas y, a los doce años de edad, se retiró en Berna, quedando al cuidado de los monjes del hospicio, cuya fama fue tal que inspiró el nombre a toda una raza canina especializada en tareas de rescate: los San Bernardo.
2. Los fuertes perros de la expedición de Roald Amundsen
La famosa expedición de Roald Amundsen, quien en 1911 logró alcanzar el Polo Sur, prácticamente fue posible gracias a la ayuda de más de un centenar de perros. Este explorador decidió que fuesen caninos quienes tiraran de los trineos en Groenlandia, escogiendo una raza robusta, muy resistente al frío y de carácter reservado, por lo que tuvieron que pasar mucho tiempo con ellos y entrenarlos al llegar al campamento de invierno.
Aunque se resalta su hazaña, también es muy lamentable porque, al jalar un trineo muy pesado en un clima tan hostil, fueron muriendo. De los casi cien que partieron hacia el interior de la Antártida, solo regresaron 11, más 28 que estaban en el campamento. Los que murieron fue a causa del agotamiento y, lastimosamente, los menos resistentes fueron sacrificados para alimentar con su carne a los demás. Pero ellos fueron el verdadero motor de esta operación.
3. El dúo dinámico de las medicinas
Como quedó claro con la historia anterior, los perros son grandes trabajadores y ayudantes en los extremos polares del mundo. Pero en esta ocasión se trata de dos pequeños grandes animales que salvaron vidas trayendo medicinas. En primer lugar, en el invierno de 1925, cuando estalló una epidemia de difteria en Alaska, los hospitales se desbordaron, lo que causó que no hubiese manera de conseguir medicina ni por mar porque estaba congelado, ni por aire debido a las tormentas.
La única solución fue enviar a unos 20 trineos de perros a Anchorage, una misión que fue llamada la Gran Carrera de la Misericordia. Estos perros recorrieron más de 1000 kilómetros soportando temperaturas de más de 30 ºC bajo cero, pero hubo dos perros que se robaron el protagonismo. El primero fue Balto, un husky siberiano que era el líder del grupo que llegó con la medicina y fue el que recibió más atención, además de Togo, un perro que lideró la misión durante 300 peligrosos kilómetros, incluso más que Balto.
4. El can que estuvo con su dueño incluso después de la muerte
¿Quién no conoce la historia de Hachikô? Aunque no ha sido el único perro que esperó a su dueño después de que falleciera, sí ha sido el más famoso alrededor del mundo. Era un can Akita, una raza japonesa muy popular justamente por su lealtad, incluso fue un signo de estatus entre los samuráis. Todo empieza en 1923, cuando un profesor universitario de Tokio lo adoptó y su lazo era tan fuerte que el can siempre iba a esperarlo a la estación de Shibuya al volver del trabajo.
La parte más impresionante y nostálgica de esta historia fue cuando su amado dueño no volvió a la estación, pues murió, y Hachikô siguió esperándolo durante los siguientes nueve años, a la hora exacta a la que llegaba el tren en el que el profesor llegaba. Este leal canino murió en 1935 y se le dedicó una estatua de bronce frente a la estación de Shibuya.
5. El perro que viajaba en tren, como cualquier humano
Se trata del perro callejero Lampo, a quien muchos apodaron «el perro ferroviario», que una vez apareció en 1953 en la estación de Campiglia Marittima (Toscana) a bordo de un tren de mercancías. Por lo que, en un acto de bondad, el jefe de estación Elvio Barlettani decidió adoptarlo, y el animal se encariñó con su hija. A tal punto de acompañarla cada mañana en tren hasta la ciudad de Piombino, donde la niña estudiaba, pasar el día esperándola y luego tomar el tren de regreso a casa.
Pero a los jefes de don Barlettani no les pareció en absoluto la situación y montaron al perro en un tren de mercancías en dirección a Nápoles. Lo increíble fue que volvió solo a bordo de un tren, lo que los enfureció más, por lo que se lo dieron a un hombre que vivía en Barletta, en el extremo sur de la península. Pero maravillosamente, Lampo regresó después de 5 meses, lo aceptaron y se convirtió en la mascota de la estación. Empezó a tomar trenes por su cuenta y viajaba sin problema.
6. La perra que fue al espacio
Laika, quien hace 67 años dejó por primera vez el planeta Tierra rumbo al espacio en el año 1957. Esta inigualable canina nunca regresó de su trágica ‘aventura’ y fue tan solo la primera víctima de una larga lista de animales enviados al espacio. Esto inició cuando los soviéticos usaron a más de treinta perros en su programa espacial para estudiar los efectos de los viajes orbitales sobre los organismos vivos antes de mandar astronautas humanos.
En esta fecha tan importante recordamos el día en que Laika subió a dar su vida por cortarle el camino al espacio a la humanidad.
3/11/1957 RIP💞 pic.twitter.com/fyl159oTZ8
— Xavier Ibn-La’Ahad (@tortugaconqueso) November 3, 2021
Laika viajaría en el Sputnik 2, un cilindro de cerca de cuatro metros de altura y dos metros de diámetro que no fue diseñado para aterrizar. Era específicamente una cápsula del tamaño de una lavadora, con un dispositivo para la regeneración química del aire y un alimentador automático que abría, dos veces por día, la tapa de un recipiente con una mezcla de nutrientes gelatinosos, según lo indicó la BBC.
La realidad es que, seis horas después del despegue, los sensores registraron un paro cardíaco. Laika había muerto específicamente como consecuencia del sobrecalentamiento de la cabina y del estrés, que elevó sus pulsaciones al doble de lo normal. Por otra parte, el satélite con el cadáver de Laika dio 2.370 vueltas en órbita y ardió al entrar en la atmósfera el 14 de abril de 1958.
7. Can y una gran estrella de cine
Una historia como sacada de una película empieza cuando, en 1918, durante la Primera Guerra Mundial, un soldado norteamericano encontró varios cachorros en el frente francés y decidió llevarse uno de ellos a su país cuando se acabó el conflicto, llamándolo Rin Tin Tin. Sin saber que el animal tenía gran habilidad para las piruetas, lo que lo llevaría a convertirse en una estrella de cine.
Protagonizó más de 20 películas y fue una verdadera mina de oro para Warner Bros. Apareció en comerciales para perros, recibió cartas durante años de admiradores y, además, gracias a él se popularizó el pastor alemán como mascota en los EE. UU. Y aunque murió en 1932, varios canes de su raza lo reemplazaron, tomando su nombre en las pantallas.
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