El mensaje de Petro de que si la Corte Constitucional no aprueba la conmoción interna decretada para el Catatumbo, el Gobierno recurrirá a Nicolás Maduro para establecer una zona binacional en la frontera no puede ser más desconcertante.
¿Cuál es el sentido de este extraño anuncio? ¿Cómo interpretarlo?
A primera vista parece como si se quisiera crear una segunda instancia para el evento de que nuestra Corte Constitucional declare la inexequibilidad de la conmoción interior.
¿Pero qué sentido tiene esto? No es fácil encontrarle explicación. Parece ser más bien otro anuncio del abigarrado elenco de medidas improvisados en las que se ha especializado el actual Gobierno. Que nunca terminan en nada, pero con las cuales pone a la opinión pública colombiana a botar corriente durante unos pocos días. Hasta que llegan nuevos anuncios y se olvidan los anteriores.
Veamos.
¿Qué tiene que ver un fallo de constitucionalidad de la corte colombiana que está pendiente con que se adelanten conversaciones con el vecino país para crear una zona de integración en la frontera? Evidentemente nada.
¿Lo hace el Gobierno para presionar a nuestro juez de constitucionalidad para que falle en un sentido u otro? Si es así, a una improvisación se le suma un disparate mayúsculo contra la justicia constitucional colombiana.
¿La política de integración con Venezuela requiere la creación de esta zona de integración fronteriza? Si tal es el caso ¿por qué no la organizan Caracas y Bogotá autónomamente, sin vincularla a una determinación negativa de la alta corte constitucional de Colombia?
¿En qué consiste la tal zona de integración bilateral fronteriza? Nadie lo sabe. ¿Para hacer qué que hoy no pueda lograrse a través de los mecanismos normales de integración entre los dos países? Tampoco existe una respuesta.
Todo hace pensar que no es otra cosa que una manera burda de presionar a la corte constitucional para que declare la exequibilidad de la conmoción. Quizás motivada por la avalancha de críticas y reclamos que ha recibido el Gobierno -tanto en el Congreso como en Tibú- por la improvisación que destilan los decretos y los anuncios televisivos que ha hecho sobre la emergencia humanitaria que vive esta martirizada provincia de Norte de Santander. Igualmente pueden estar relacionados con los planes para erradicar en pocos meses 25.000 hectáreas de coca después de que han pasado dos años y medio sin hacer nada.
Que hay que profundizar la integración económica y social en la larga frontera que compartimos con Venezuela es evidente. Pero mucho cuidado: no podemos hacer del régimen madurista ni una segunda instancia de los fallos de nuestra corte constitucional, ni mucho menos permitirle a través de esta zona de integración la más mínima injerencia en la soberanía sobre el territorio colombiano.
Ganas no le faltarán a Maduro para lavarse la cara cada vez más ensangrentada y desacreditada que exhibe ante la comunidad internacional. Hace algunas semanas ya lo intentó poniendo a volar los estruendosos sukoi sobre Cúcuta. Le encantaría presentarse como el salvador del caos que se está viviendo en el Catatumbo.
¿Qué se quiere solicitar el concurso de Maduro para fortalecer la lucha que ha habido que declarar contra el Eln, que es en el fondo la razón profunda de la conmoción y el desarreglo que vive el Catatumbo?
Magnífico. Pero entonces, en vez de ponerlo como segunda instancia de los fallos de nuestra Corte Constitucional que deben respetarse antes y después de ser proferidos, ¿por qué no comenzar por recabar del régimen de Caracas que colabore en la detención y extradición de los altos jerarcas del Eln que viven y pelechan con gran impunidad en territorio venezolano?
*Exministro de Estado
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