Este paisa de 58 años tiene en su haber como entrenador y jinete a 13 animales declarados fuera de concurso entre los que están Cónsul II, Emperador y Esterlina
Es un montador nato y a quien los caballistas llaman simplemente Franco. Nació en las laderas verdes y los caminos empinados de Támesis, Antioquia y no hay mejor chalan de bestias de trote y galope, dos de los tres pasos naturales de un caballo, que Luis Gonzalo Franco Vergara. Aprendió a montar antes de hablar y también aprendió muy joven a escuchar y a entender a los caballos y a las yeguas, mucho antes de saber que dedicaría su vida a domar bestias para convertirlas en campeones y en super campeones, porque en su record como domador tiene 13 animales declarados fuera de concurso y esa perfección se le debe solamente a él, y a la dedicación que le pone a cada animal que le llevan para entrenarlo.
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A sus 58 años, Gonzalo Franco carga encima más horas de monta que de sueño. Pero su vida como entrenador la inició a los 16 años, cuando salió de la finca de sus papas en busca de un hombre que sabía de caballos: Juan Luis Uribe Echavarría, quien lo contrató como ayudante en su criadero El Rosario. Uribe Echavarría fue su primer maestro en el oficio de domar y montar caballos. Y lo aprendió nada más y nada menos que entrenando y montando a Cónsul II, un caballo criollo colombiano, propiedad de su entonces primer patrón, animal que fue declarado fuera de concurso en 1982. De esa época Franco recuerda su trabajo con caballos muy famosos en el mundo equino como Emperador, Enrique VIII, las yeguas María Luisa y Esterlina.
Antes de ser un chalan independiente Gonzalo Franco trabajó, siendo también muy joven para el criadero Teasalia, de Fabio Posada y luego para el criadero Monterey de la familia Ríos, dos importantes criaderos y pesebreras de Antioquia.
Su primera finca convertida en pesebrera y criadero la tuvo en Carmen de Viboral, donde estuvo por más de 25 años y donde aparte de criar caballos y yeguas, se convirtió en maestro de otros dos chalanes reconocidos en el mundo equino, su sobrino Juan Gonzalo Franco y Alex Cano, ahijado de Andrés Uriel Gallego, exministro de transporte de Álvaro Uribe Vélez, otro hombre aficionado a los caballos con pesebrera y criadero propio: El Uberrimo.
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Después de permanecer casi 30 años en el Carmen de Viboral, compró otro terreno en Rionegro, donde los Uribe Vélez tienen también su criadero y allí montó Punto Fijo, un criadero que ya completa casi 20 años. En total, contado sus inicios, Gonzalo Franco, el chalán con más fuera de concurso de Colombia, lleva 50 años ininterrumpidos en el oficio de arrendar, domar y montar caballos propios y ajenos.

El día empieza de Gonzalo Franco muy temprano en su pesebrera en Rionegro. Antes de que salga el sol se asome, como lo ha hecho desde hace cinco décadas, ya está en los establos, revisando que los cascos, monturas y que sus mozos, como llaman a los ayudantes, hayan hecho su parte. Pero, sobre todo, que el todo esté en calma. Porque si algo sabe Franco Vergara es que un caballo se doma y aprende cuando el entorno está en calma.
La historia de Gonzalo Franco se podría resumir así: el mejor chalán del país, a los dieciséis, entrenaba. A los diecisiete, competía. A los veintidós, ganaba. Pero lo que hace especial a Luis Gonzalo no son sus trofeos, que son muchos, sino su obsesión por la precisión. No hay bestia que Franco forme, que no sea protagonista en el país. Por eso los que invierten cientos y miles de millones en un caballo para competir, lo buscan, le arriendan un espacio en su pesebrera y lo contratan no solo como domador y entrenador, sino como jinete.
En el mundo de las ferias equinas, que ya no son tan sonadas como antes, Gonzalo Franco parece un Rock Star. Todos lo buscan. Todos quieren hablar con él. Todos le piden un consejo o al menos espera su opinión sobre los animales que están en la pista. Dicen que es un chalán exigente, que no ha cambiado mucho su manera de formar bestias, pero es que no solo los resultados lo acompañan, sino que sus alumnos, los de cuatro patas, lo defienden con sus majestuosas presentaciones: sus reglas son claras: si hay que repetir una rutina cien veces, se repite cien veces. Si el caballo no quiere, se espera. Si el jinete se desespera, se baja.
Franco ha trabajado con criaderos en todo el país: en el Cauca, en Santander, en el eje cafetero, pero son los caballistas de Antioquia, donde lo equino es religión y parte de la cultura paisa, quienes más lo buscan. Él es el hombre que llaman cuando un potro no quiere aprender o cuando una yegua se revela. Y Gonzalo Franco llega, observa, calla. Él no necesita más de cinco minutos para entender el problema. A veces lo resuelve en un par de meses. A veces, en un año, que es el tiempo que se toma por lo general un buen caballo en sus manos para salir campeón. Y él no solo forma caballos, también forma a los dueños de aquellos animales y a sus jinetes. Porque andar en un animal de estos es un arte y debe haber un complemento entre bestia y jinete.
Franco Vergara no habla de retiro. Aún le falta mucho por aprender y mucho por enseñar. Sigue levantándose con el cantar del gallo para ir a entrenar muy temprano. Porque, aunque el récord que tiene de haber criado, entrenado y montado 13 fuera de concurso no es fácil que se lo quiten, ya sabe cuál será el número 14. Él lo supo apenas lo vio y eso se logra cuando jinete y animal ya no son dos, sino uno solo. Y esa es su virtud. Él no impone el ritmo sobre el caballo o la yegua, porque el ritmo no se impone, sino que va apareciendo a medida que el chalán va soltando la rienda, lo dice el mejor domador y montador del país.
Conozca un poco más a Gonzalo Franco en esta entrevista hecha por el canal de Youtube Paso Fino TV:

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