Un hotel pensado para ciclistas y familias, con rutas, spa, piscina y la esencia de Rigo en cada rincón. Una experiencia de lujo entre cafetales
En Puente Iglesias, una tierra de montañas interminables, donde el verde lo cubre todo y las carreteras parecen hechas para desafiar piernas y sueños, Rigoberto Urán levantó algo más que un hotel. Construyó allí, en el suroeste antioqueño, entre Medellín y el Eje Cafetero, es una especie de santuario: un lugar pensado para ciclistas, para familias, para quienes valoran el silencio de la naturaleza, el olor del café recién hecho y la sensación de estar en casa, incluso lejos de ella.
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La Casa Hotel Rigo no es un capricho turístico ni una inversión más en la creciente industria de la hospitalidad. Es, en cambio, una extensión del universo que Rigo ha venido creó con esfuerzo y coherencia. Desde sus tiendas Go Rigo Go hasta su famosa carrera ciclista, el Giro de Rigo, todo ha girado en torno a una idea sencilla: compartir lo que el ciclismo enseña. Ahora, esa filosofía se transforma en paredes, camas, rutas, piscinas, spas y platos.
Son 60 habitaciones en total —50 estándar y 10 suites— construidas para descansar después de largas jornadas en bicicleta o simplemente para contemplar el paisaje. Hay espacios pensados para guardar bicis, zonas para mascotas, club house, gimnasio, centro de eventos, zona infantil y una cocina que promete llevar a la mesa parte del carácter del propio Rigo: auténtico, sabroso, sin pretensiones.
Pero lo más particular de este proyecto es que no se levanta con fondos lejanos ni en manos anónimas. Cualquier persona puede convertirse en socia de la Casa Rigo con una inversión desde $210 millones, que incluso puede pagarse a cuotas. Ser parte del hotel no requiere ser millonario ni tener contactos: solo querer apostarle a una idea con alma, en un rincón del país con un enorme potencial turístico y una promesa clara de valorización y rentabilidad mensual.
La Casa Hotel Rigo no es solo un lugar para dormir. Es una experiencia que comienza con una decisión: creer en un proyecto que combina deporte, descanso, comunidad y futuro. Para muchos, será un destino. Para otros, una inversión. Y para unos cuantos afortunados, las dos cosas al mismo tiempo.
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