Andrés Martínez dejó hacer un tiempo Colombia buscando suerte en el exterior y hoy, ha salido adelante, aunque aún sigue haciendo algo de actuación
El rostro de Andrés Felipe Martínez fue uno de los más familiares para los televidentes colombianos a inicios de los 2000. El actor de Pasión de Gavilanes brilló en esta historia que se volvió fenómeno continental, y allí interpretó a Malcom Ríos, el abogado serio y refinado de la familia Elizondo. También pasó por producciones como Padres e hijos, Pedro el escamoso, La mujer en el espejo y decenas de novelas más. Sin embargo, hoy, a sus 63 años, su vida está lejos de las cámaras, los sets y la fama.

Desde hace tres años, el actor vive en Estados Unidos, donde trabaja como conductor y repartidor de comida. Lo hace con humildad, sin pena ni discursos ostentosos. En una reciente entrevista con Lo Sé Todo, reveló que su decisión de emigrar llegó tras su divorcio. Hoy, recorre calles manejando vehículos de alquiler, carga cajas de hasta 100 libras y completa turnos como repartidor de domicilios. «Recibir un cheque cada 15 días, eso no tiene precio», dijo con una mezcla de alivio y realismo.
La dura vida de Andrés Martínez, querido actor de Pasión de gavilanes
Martínez no se queja. Reconoce que ha tenido momentos difíciles, especialmente por la soledad de estar lejos de sus tres hijos —Pablo, Isabella y Gabriel—, y del país que lo vio actuar por más de 40 años. Pero también se muestra agradecido por tener un empleo estable, por aprender otro idioma y por tener salud para trabajar. “Trabajas, duermes, trabajas… y sin familia, es muy duro”, confesó, con la voz entrecortada.
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Aunque dejó los estudios de grabación, no abandonó del todo su vocación: en Atlanta, donde reside, ha participado en obras de teatro y eventos comunitarios. El arte sigue siendo parte de su vida, aunque ahora solo le dedique ratos libres.
Muchos lo recuerdan por sus personajes elegantes y su dicción impecable. Hoy lo ven con una gorra, una chaqueta gruesa y una bolsa térmica colgada al hombro. Y aunque algunos lo miran con lástima, él responde con firmeza: “Pobrecito no, estoy trabajando y mantengo a mis hijos”.
En tiempos donde la fama parece efímera y el éxito se mide en seguidores, Andrés Felipe Martínez demuestra que la dignidad también tiene rostro, aunque ya no salga en televisión.
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