Detrás de Entrelagos, que sería uno de los condominios más lujosos del Meta, está un exconcejal de Bogotá que en 2018 fue capturado, del que hoy no se sabe nada
En Villavicencio, a las afueras de la ciudad, detrás del aeropuerto Vanguardia, se extienden 70 hectáreas de lo que alguna vez prometieron sería uno de los condominios campestres más lujosos de la región. Pero todo quedó solamente en algunas Palmeras plantadas, piedra de laja y una entrada con rejas elegantes. Pero para las más de 200 familias que invirtieron en condominio Entrelagos, todo fue una estafa y hoy la mayoría de lotes están en ruina y para casi todos los compradores el proyecto se convirtió en una pesadilla.
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Entrelagos fue concebido como un exclusivo conjunto residencial para 283 familias, con amplias zonas verdes, vías internas impecables, seguridad privada y casas diseñadas para quienes soñaban con un refugio a las afueras de la ciudad. Los lotes, ofrecidos por la firma constructora ICL Desarrollo Urbano, se vendieron entre 100 y 350 millones de pesos, cifras considerables para muchos de los compradores, que pusieron allí buena parte de sus ahorros.
El representante legal de la constructora era José del Carmen Patiño, un exconcejal de Bogotá que, según denunciaron los afectados, les vendió una ilusión sostenida sobre irregularidades y engaños. Las familias confiaron, firmaron promesas de compraventa, entregaron cheques y esperaron pacientemente la entrega de sus lotes y las escrituras.
Hoy, nueve años después del inicio del proyecto, lo que queda en el terreno son potreros vacíos, un puñado de casas a medio construir y un par de viviendas habitadas, como islas solitarias en medio de la maleza. La mayoría de las familias nunca pudo escriturar sus lotes, y varias de ellas enfrentan procesos legales que no solo les impiden recuperar su dinero, sino que incluso han derivado en el embargo de sus bienes.
Las denuncias recogidas por la Asociación de Propietarios del Condominio Entrelagos detallan cómo operó la estafa. La constructora, según la denuncia, vendió lotes que no eran de su propiedad, eran terrenos de terceros a quienes también les incumplieron con los pagos. En algunos casos, un mismo lote fue vendido a dos o más familias distintas, generando una cadena de conflictos que terminaron en los tribunales.
Casi el 80% de los terrenos no ha podido ser escriturado porque están sujetos a medidas cautelares, como embargos por procesos iniciados por otros acreedores de los representantes de la constructora. Las deudas, hace unos cincos años, rondaban los 45 mil millones de pesos.
Hoy, las vías internas de esta ilusión, son transitadas por algunas vacas, la recepción del conjunto está cerrada y la fuente decorativa que alguna vez prometió belleza se encuentra seca y agrietada.
La etapa 4 del proyecto terminó en remate por orden judicial, dejando a 29 familias sin nada. Además, los cheques entregados de buena fe por los parte de los compradores fueron negociados de manera indebida, aumentando la crisis legal y financiera de quienes soñaban con tener un hogar allí.
Recorrer Entrelagos ahora es como caminar por un cementerio de sueños. Las vías pavimentadas se internan en un laberinto de potreros y casas a medio construir. Algunas viviendas están cubiertas de humedad, con techos incompletos y paredes a punto de desmoronarse. En una esquina, una gran casa se distingue por su tamaño y acabados, pero su estado de abandono la hace parecer más fantasmal que lujosa. Aquí y allá, algunas casas parecen habitadas, con carros y motos estacionados en las entradas, pero no hay seguridad ni vigilancia, y cualquiera puede entrar sin ser detenido.
En el terreno todavía quedan materiales de construcción acumulados, como si en cualquier momento alguien fuera a retomar las obras. Pero el silencio del lugar, interrumpido apenas por el mugido de las vacas y el zumbido de los insectos, confirma que nadie volverá pronto.
Las familias que lograron construir sus casas en medio del caos viven en un entorno hostil. Sin zonas comunes terminadas, sin seguridad privada, sin certeza jurídica sobre sus propiedades y rodeados de potreros vacíos. Para muchos, su hogar en Entrelagos es un recordatorio constante del dinero y la tranquilidad perdidos.
Lo más insólito, para quienes han seguido el caso, es que el exconcejal José del Carmen Patiño ya había enfrentado problemas legales antes. Según registros de prensa, en 1993, junto a 7 concejales más, fue investigado por presunta apropiación de dineros del distrito, pero en 2001, por falta de pruebas fueron declarados inocentes; por el caso de Entrelagos, en 2018 fue cobijado con medida de aseguramiento y enviado a prisión. Hoy no hay claridad sobre cuál es su paradero ni qué ha sucedido con las investigaciones en su contra.
Los compradores, por su parte, siguen en una larga pelea judicial que parece no tener fin. Lo que en un principio fue un proyecto soñado, promocionado como un paraíso campestre para familias de buen poder adquisitivo, se convirtió en una de las estafas inmobiliarias más grandes del país, con un daño estimado que al parecer ronda los 70 mil millones de pesos.
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