Colombia celebra a sus ídolos del deporte y la música, pero varios han caído en desgracia por vínculos con el crimen, dejando un legado empañado por la ambición
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Las diferentes situaciones que vivimos en Colombia, relacionadas con la corrupción y la violencia, marcan el diario vivir de sus habitantes. Es por ello que la gran mayoría de los ciudadanos tienen que esforzarse para poder lograr sus metas, debido a las pocas oportunidades que el país ofrece, a la hora de construir un proyecto de vida.
Por esa razón celebramos cuando chicos de barrios pobres, logran escalar al pódium de la fama a través de la música, el deporte y demás actividades que venden un sueño, a millones de jóvenes que a diario se esfuerzan por alcanzarlo. También es cierto que al mismo ritmo el crimen avanza, para atrapar a nuestra juventud, ofreciéndoles poder y dinero, lo que conlleva muchos de ellos terminar en una cárcel, o en el mismísimo cementerio.
Nuestro país, que se caracteriza en primer lugar por su belleza, y la resiliencia de su gente a la hora de reinventarnos, también se ha dado a conocer por grandes artistas, y glorias del deporte, algunas de ellas han tenido que enfrentarse a la justicia, como ha ocurrido con varios futbolistas, quienes fueron objetos de investigaciones, y posteriormente condenados por sus vínculos con el narcotráfico, los cuales a día de hoy, se encuentran privados de la libertad, no solo en cárceles de Colombia, sino que han sido alcanzados por las temibles cárceles gringas, e italianas, solo para citar dos ejemplos, Anthony de Ávila “el pitufo”, una vieja gloria de la selección Colombia, quien hoy se encuentra recluido en la prisión de Poggioreale – Italia, condenado por tráfico internacional de drogas; Jhon Viáfara, el campeón de la Copa Libertadores 2004 con el equipo Once Caldas, recluido en una cárcel de Atlanta, estado de Georgia en los Estados Unidos, condenado a 12 años por narcotráfico.
A esta lista de grandes personajes en el mundo de la fama, se le suman dos de los más grandes artistas de la música vallenata. El primero de ellos fue Diomedes Díaz, que tras la muerte de la joven, Doris Adriana Niño fue condenado a 12 años y medio de prisión, los cuales no pagó en su totalidad, ya que el intérprete de grandes éxitos como ‘Amarte más no pude’, estuvo prófugo durante varios años, pero que en últimas optó por entregarse a la justicia, dando cumplimiento a su pena bajo libertad condicional.
El segundo artista fue, Jorge Oñate “el Jilguero de América”, recordado por grandes éxitos como, ‘El más fuerte’, ‘Nido de amor’, entre muchos más, quien estuvo relacionado en el caso por el asesinato de su primo, Efraín Ovalle Oñate, a quien el mismo Jilguero lo reconocía como el patriarca de la Paz – Cesar. Efraín Ovalle fue asesinado el 25 de febrero del 2012, y que, de acuerdo a versiones de los investigadores en su momento, señalaban como autor intelectual a Jorge Oñate, ya que Efraín Ovalle no apoyó a Nancy Zuleta – esposa de Jorge Oñate, en sus aspiraciones a la alcaldía del municipio de la Paz. El 28 de febrero de 2021, murió Jorge Oñate, llevándose a la tumba la verdad sobre el homicidio del que lo sindicaban.
Lo que quizás muchos no logramos entender, es que después de cosechar una exitosa carrera, algunas de nuestras glorias han resultado salpicadas en crímenes tan graves, que hoy los tienen en la mira de las autoridades judiciales. Recientemente, hemos conocido sobre la situación judicial de Lucho Herrera, y el reconocido cantante Charlie Zaa.
El primero de ello que incrimina a la gloria del ciclismo colombiano, Lucho Herrera ganador de la vuelta España en 1987, a quien dos antiguos paramilitares lo acusan de pagar 40 millones de pesos colombianos, en el año 2002, para que desaparecieran a cuatro de sus vecinos, al parecer por un supuesto líos de despojos de tierras, situación judicial que, de hallarse culpable al ídolo del caballito de acero, tendrá que pagar una larga condena.
Carlos Alberto Sánchez Ramírez, más conocido como Charlie Zaa, cantante de música popular y tropical, quien enfrenta un proceso por extinción de dominio sobre bienes de su propiedad, los cuales alcanzan un monto de 25 mil millones de pesos colombianos, por un supuesto nexos con grupos paramilitares, ya que al parecer el famoso cantante sirvió como testaferro del grupo ilegal.
Ojalá las grandes glorias del deporte y de la música continúen con sus rachas de éxitos, y sean un buen ejemplo de inspiración para las nuevas generaciones, y no arrastrar a las desgracias sus carreras, solo por alimentar el poder de la ambición.
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