El Elogio al asombro

La galería Alonso Garcés presenta una excelente colectiva de arte digna de visitar. El mejor cuadro: un Luis Caballero magistral en carboncillo sobre papel. Tan sencillo como complejo, como todas sus composiciones. Un hombre colgado de los pies. Colgado o tal vez agarrado de una mano. Muerto. Sin respiración. Solo, en el vacío sin remedio posiblemente agarrado de una mano que lo sostiene. La luz ilumina rastros que permite verlo y el carboncillo trabajado, con una casi imposible exactitud, recorre un cuerpo vencido.Luis Caballero, carboncillo

Otra obra misteriosamente desconocida de Feliza Bursztyn – como muchas obras de la artista que irán saliendo al mercado después del libro relatado por Pablo Leyva a Gabriel Vázquez, es como todo su trabajo una muestra de una imaginación con libertad. Se trata de una estructura oxidada, armada desafiando la gravedad: frágil en la base, revolucionaria y confusa en la mitad llena de círculos y cuadrados que se unen con una arbitraría libertad, muy cargada de objetos en el centro y un principio, más liviana con una nariz de Brancusi. Todo al revés. Al contrario, como su vida misma. Con una lógica única. Sin principio y sin final: Con la lógica única del caos con la burla.

Por el contrario, sin equilibrio interno, aparecen obras de Fanny Sanín acuarelas en papel de un orden severo, de un estudio del color como se puede ver en los mil estudios que realiza en su taller neoyorquino que buscan un equilibrio y un orden. Ella piensa en una vida sutil, ordenada. Y cumple su cometido en un organigrama severo.

Y por último una instalación de Ramiro Gómez, una artista intermitente: la obra que presenta viene del 1982 al 2025. El tema es “Verano”: empezó en1982.Ceo que demasiado tiempo para realizar una obra sobre el cambio climático.