Arturo Robledo Ocampo fue el encargado de diseñar el que hoy es el parque más importante de la capital. Gracias a él, Rock al Parque y otros eventos se hacen
Considerado como el “pulmón de Bogotá”, el Parque Central Simón Bolívar es uno de los espacios recreativos más importantes de la capital. En él, miles de familias se congregan cada fin de semana para escapar de la rutina y disfrutar el ambiente natural que posee, mismo que desde 1991 ha acogido, no solo a aquellos que quieren compartir con sus seres queridos y amigos, sino a amantes de actividades culturales como el Festival de Verano, Rock al Parque y otros eventos. La historia del Parque Simón Bolívar se remonta a los años 70, y fue gracias al arquitecto Arturo Robledo Ocampo que se convirtió en una realidad.
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Arturo Robledo Ocampo y sus inicios en la arquitectura
Oriundo de Manizales, Arturo Robledo Ocampo nació en un entorno que siempre combinó lo urbano con lo natural; y aunque sus años de niñez y adolescencia no los pasó en la capital de Caldas, lo cierto es que, en sus recuerdos, las casas de estilo colonial rodeadas de verde césped siempre le evocaron un sentido familiar. Estudió su bachillerato en el Instituto del Carmen, en la capital del país, y luego decidió postularse para estudiar arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia. Para ese entonces, la carrera estaba “de moda”, y de 500 postulantes, terminó haciendo parte de los 120 elegidos.
El joven inició sus estudios con apenas 16 años y siempre mostró gran entusiasmo por todo lo que tenía que ver con la profesión. Fueron dos hechos históricos los que marcaron, después, su estilo arquitectónico. Primero, el movimiento moderno creado en Europa tras la Segunda Guerra Mundial; y segundo, el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, que desencadenó una marcada violencia y la llegada de cientos de desplazados a las capitales. Esa situación transformó la forma de concebir la arquitectura en el país, y también terminó por formar profesionales del estilo de Arturo Robledo Ocampo.
Su graduación como arquitecto se dio en 1954, aunque había culminado sus estudios 3 años antes, cuando se dedicó a hacer sus prácticas profesionales. Su primer gran proyecto lo llevó a cabo en la Siderúrgica Nacional de Paz de Río, en donde fue director de proyectos, para después arribar como subdirector del Departamento Administrativo de Planificación Distrital de Bogotá. Allí marcó más su idea de concebir la ciudad como un espacio de desarrollo social, siendo después asesor técnico en urbanismo y vivienda del Instituto de Crédito Territorial. Los años posteriores fueron llenos de proyectos, siendo el del Barrio Polo Club de la capital, uno de los más importantes.
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Su lucha para dar inicio a la historia del Parque Simón Bolívar
Para cuando llegó el proyecto del Parque Simón Bolívar, Arturo Robledo Ocampo era el decano de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional, pero fue tal su interés por la idea, que decidió renunciar a su cargo a mitad de 1980. La idea de hacer un espacio recreativo en donde alguna vez había estado el Papa Pablo VI siempre había llamado la atención de las autoridades locales, y cuando en 1979, con aval del presidente Julio César Turbay, se dio vía libre para la realización de los diseños y las obras, y se encargó a la universidad, específicamente al Departamento de Arquitectura, dicha empresa, el arquitecto no pudo decir que no.
Fue entonces cuando empezó a trabajar en el diseño del que sería el parque más grande de la capital; pero no sin antes tener que defender la construcción del espacio en el Congreso de la República. Tras el aval del presidente, varios fueron los senadores que vieron como un despilfarro el levantamiento del lugar, argumentado que con ese dinero se podían hacer colegios u hospitales; pero el arquitecto, firme en su objetivo, terminó por convencerlos a todos. “La necesidad de construir un parque es la necesidad de construir ciudadanía a partir de la niñez” afirmó, según lo recordó Fernando Montenegro en el libro “Arturo Robledo: La arquitectura como modo de vida”.
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El legado del arquitecto del Parque Simón Bolívar que disfrutan bogotanos y extranjeros
Fueron tres los espacios que Arturo Robledo Ocampo concibió para el nuevo parque, y que hoy siguen siendo más que importantes. El primero de ellos, y seguramente el más imponente, es el de la plaza ceremonial, o como se le conoce ahora, la plaza de eventos. Los planos de dicho espacio los entregó en 1983, tomando como inspiración la figura femenina del útero y colocándolo como el centro de todo el Parque Metropolitano en general, tomando los lugares anexos al parque central. Su diseño se ideó como un teatro a cielo abierto en forma de óvalo y con inclinaciones hechas a propósito que alejaban a las personas de la ciudad, además de conectarlo con una rampa que finalizaba con un monumento al libertador.
El segundo espacio fue el del Templete Eucarístico, el que inició con la historia del parque en 1968 y donde estuvo presente el Papa Pablo VI. El principal objetivo con la reestructuración de este espacio fue el de compenetrarlo a lo que sería el nuevo parque, objetivo que desarrolló de la mano de la empresa Vicon S.A. Finalmente, el tercer espacio fue el de la fuente que se ubica hacía el sur del lago y que también se diseñó como un mirador. A través de una serie de planos escalonados, la idea era que este lugar oxigenara el agua del lago, además de convertirse en uno de los mayores atractivos turísticos del parque, debido a su precioso diseño curvado.
Todas las obras para hacer realidad lo dibujado en el papel por Arturo Robledo Ocampo se llevaron a cabo entre 1983 y 1991, cuando se inauguró de manera oficial el Parque Central Simón Bolívar. Desde entonces, el espacio ha recibido algunas adecuaciones, debido a la cantidad de personas que hacen de él un lugar para la diversión. Por más de 30 años, se ha mantenido como el parque más grande de la capital, aun cuando existen otros como El Tunal o La Florida, y hasta es el sitio elegido por productoras para hacer festivales como el Estéreo Picnic, El Cordillera o Rock al Parque, confirmándose como uno de los aportes urbanísticos más importantes en la historia de la ciudad.
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