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Amo mi tierra y nuestra gente. Aunque 2 veces me han invitado a adquirir un pasaporte de otra nación, jamás viajaría a donde no me quieran recibir como colombiano. Pero, aun siendo eso así, no creo en el concepto de “nación” ¡Más allá de ser un buen motivo para que exista nuestra gloriosa selección!
Todas las discriminaciones son horribles. Dentro de esas, una de las peores es la derivada del sitio en que nacemos. ¿Qué diferencia puede existir entre un ser humano y otro por haber venido al mundo de un lado u otro de una línea imaginaria, creada ficticiamente para fines de política internacional? Ninguna. Absolutamente ninguna.
Es evidente que la historia de la humanidad es una sola, y que los vasos comunicantes entre quienes habitan las naciones son incontables. Una de las realidades que se desprenden de esa verdad es que el progreso que se logró en muchas partes del mundo se cimentó en la explotación y en las condiciones de intercambio injusto que se impuso por parte de algunas sociedades a otras.
Siendo que los seres humanos somos iguales y que muchos de los más afortunados ahora lo son gracias a que se aprovecharon de quienes sufrieron explotación y condiciones de intercambio injusto, pretender que exista alguna justificación para que la expectativa de vida o del tipo de vida que tienen algunos esté marcada para bien o para mal por el sitio en que se nacieron es intrínsecamente injusto.
Las comunicaciones han hecho que ahora que todo se sepa y todo se vea. Y esas injusticias son inocultables. Esperar que quienes no están en los lugares favorecidos se queden tranquilos con eso y se condenen a sí mismos y a sus hijos, es un imposible.
Así las cosas, la migración y los problemas que ello genera serán parte de la agenda del planeta durante décadas.
Subir muros, atrapar personas para su repatriación, cerrar fronteras, realizar tratados para que a los migrantes los reciban en otros países, marcar los barrios, reducir los derechos de quienes recién llegan, nada de esto va a funcionar.
Países y naciones no pueden implicar fronteras que contengan a algunas personas afuera, mientras estar adentro sea el tiquete a una mejor vida
No va a funcionar, de una parte, porque con ello se profundiza la idea de que existe alguna diferencia entre las personas y se le da apariencia de realidad a la discriminación. Pero mas allá, puesto que esto mantiene y profundiza la razón y la injustica del fenómeno, que está en que no existe ninguna razón para esa condena o beneficio, dependiendo de donde se nació.
Así que pongamos en dedo en la llaga. Los países y naciones no pueden implicar fronteras que contengan a algunas personas afuera, mientras estar adentro sea el tiquete a una mejor vida. Eso está mal y, aceptarlo no debe ser una opción para las generaciones futuras.
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