Fotos: Ricardo Rondón Ch.
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Enclavada en el soberbio Cañón del Chicamocha, macizo santandereano de la Cordillera Oriental, con el Páramo del Almorzadero como atalaya tutelar, se erige Málaga, cabecera departamental de García Rovira, que reúne 13 provincias de Santander y 2 del norte de Boyacá; promisorio territorio donde se crio y se educó el profesor Jaime García Serrano, genio nato de las matemáticas.
A 157 kilómetros de distancia por carretera de Bucaramanga, y a 373 de Bogotá, Málaga, o ‘San Jerónimo y Nuestra Señora del Rosario de Málaga’, como fue refundada en 1695 por los capitanes Lorenzo de Sotomayor y Melchor Villa Negrón, esta población, además de haber sido cruce estratégico de batallas independentistas, con militares en cabeza de Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, y el mártir Custodio García Rovira, ha sido semillero de personalidades de las ciencias y las artes, y epicentro educativo de la región.
Del afortunado legado de la docencia, que ha trascendido como un apostolado en esta municipalidad, da fe la profesora Dora Isabel Mojica de Granados, licenciada en Español y Comunicación de la Universidad de Pamplona, con 34 años de cátedra en lengua castellana en el Instituto Politécnico Monseñor Manuel Sorzano González, y autora de un proyecto pedagógico de óptimos resultados: ‘Análisis Semiótico de la Moda’, basado en el significado del trabajo de la confección en la vida personal y profesional de los estudiantes.
La profesora Mojica destaca a Málaga como pilar educativo de Santander, con 5 colegios departamentales de bachillerato, algunos centenarios, como el Custodio García Rovira, especializado en técnicas de salud; el Colegio de Nuestra Señora del Rosario, proyectado a la especialización en comercio; la Normal Superior Francisco de Paula Santander, una de las más importantes del país; el Instituto Monseñor Manuel Sorzano González; aplicado al diseño de modas y a la administración empresarial; y el Instituto Técnico Industrial Emeterio Duarte Suárez, de donde es egresado el calculista Jaime García Serrano; amén de las sedes de la Universidad Industrial de Santander (UIS), la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) y la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP).
Modelo de enseñanza
Málaga tiene impronta de ciudad señorial, donde la cultura de la educación integral y diversificada ha sido prospecto generacional de maestros y alumnos, esmerados en mantener un sentido de convicción y pertenencia por la pedagogía con altura, asociada a las artes, la ciencia y la tecnología, de notable puntaje en las Pruebas Saber, y finalista en el Premio Compartir al Maestro.
Un modelo relevante de enseñanza ha sido el de promover la lectura a través del dibujo, iniciativa de la profesora de español Ileana Cáceres, en alianza con el virtuoso artista del carboncillo y maestro de música en dirección de bandas sinfónicas Víctor Manuel Guarín Maldonado, vigente en el Instituto Técnico Industrial Emeterio Duarte Suárez.
La piedra angular de este excelente y ambicioso proyecto fue explorar en la obra cumbre de Miguel de Cervantes Saavedra, a partir del carboncillo de Don Quijote, al mando de su caballo Rocinante, y en compañía de su fiel escudero Sancho Panza. El dibujo colmó las expectativas y las competencias de los estudiantes por el interés y el consecuente estudio crítico de la máxima novela en literatura castellana.
En esa línea, autor y dibujo, suceden al gran Cervantes, Gabriel García Márquez, Fernando Soto Aparicio, Álvaro Mutis, Jairo Aníbal Niño, Rafael Pombo, Eduardo Caballero Calderón, Isabel Allende, Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Miguel de Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Óscar Wilde, Ernest Hemingway, William Shakespeare, Dante Alighieri, Isaac Asimov, Yolanda Reyes, Ricardo Silva Romero, Mónica Agudelo, el Indio Rómulo; y el más reciente, Jaime García Serrano, hijo ilustre de Málaga, a propósito del registro de sus 8 nuevos Guinness Récords. Todos los carboncillos engalanan las paredes del auditorio.
Zenón, fotógrafo del pueblo
Con un promedio de 25.000 habitantes y un clima media de 17 grados, Málaga conserva una porción de su rancia arquitectura colonial, que el visitante puede apreciar en las antiguas edificaciones del centro histórico, en su infraestructura hotelera, en los acogedores cafés y restaurantes que bordean el Parque García Rovira y la imponente Catedral de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Si quieren profundizar en la historia de esta bella y sin igual comarca, pueden consultar en la Biblioteca ‘Jesús Zárate Moreno’, o al calor de un café en La Casona, La Oveja Negra, el Mandala, o el Verde Menta, con el maestro Zenón Cáceres Ojeda, memoria viva de Málaga.
Cáceres, respaldado por más de 25.000 contactos fotográficos, incluidos los de su cajón artesanal de fotoaguitas y de las primeras cámaras analógicas, los ilustrará en detalle y con pintorescas anécdotas de su pasado y presente. Les contará de la primera fábrica automotriz de la Ford; de los matinés del Teatro Bolívar, y sus joyas del cine mexicano: ‘Santo, el enmascarado de plata contra las momias de Guanajuato’; de las maromas y risibles ocurrencias del inolvidable ‘Cantinflas’; y de sus dignos sucesores ‘Tin Tan’, ‘Clavillazo’, ‘Viruta y Capulina; y de voces inmortales en pantalla como las de Pedro Infante, Antonio Aguilar, Cuco Sánchez y Miguel Aceves Mejía.
Entre tintos y tintas, el fotógrafo de marras también les confiará las jugarretas de colegiales en la cancha ‘Mataperros’, donde Jairo García Serrano ‘El Cuni’, y su hermano Jaime, el relevante matemático, surgían a temprana edad como grandes promesas del fútbol, sin advertir que tiempo después, sus destinos tomarían derroteros en la docencia y la investigación.
El carismático Zenón también les hablará de la primera agencia de transportes Cotrans, con sus busetas de madera, que despachó en La Casona (contigua al atrio), y que a su vez fue depósito de harina en los tiempos prósperos del cultivo y la cosecha de trigo; del lujoso Hotel Manrique, donde pernoctaron presidentes, diplomáticos, celebridades del espectáculo, y cierta vez, un joven revolucionario de luenga barba y uniforme oliva que respondía al nombre de Fidel Castro, cuando hizo una parada en Málaga, en su trayecto a Bogotá, para asistir a la Conferencia Panamericana, que quedó en veremos por la cruenta jornada del magnicidio de Gaitán, el 9 de abril de 1948.
En el ameno hilo de la conversación, el buen Zenón les contará de la cerveza ‘Violeta’ (conocida como perraloca) que cundió por años en la región; lo mismo que del aguardiente ‘Pichón’, en su codiciada botella esmerilada, tipo exportación. De la tradición taurina que fluía alterna a los afamados Carnavales de Oriente, en el marco de las fiestas patronales de San Jerónimo, inicios de enero, y de las tardes de solera, de eufóricos olés a las faenas de César Rincón, cuando recién llegaba de tocar el cielo de Madrid, a ritmo de castañuelas y pasodobles, como el insigne del compositor Gilberto Duarte Torres.
Zenón Cáceres Ojeda lleva su cámara terciada al pecho desde la juventud (de más de 50 cámaras en distintos formatos que hacen parte de su colección). Hoy cuenta 77 años, y es amigo del profesor Jaime García Serrano de cuando compartían canicas y potreros de vientos recios para elevar cometas y perseguir balones.
El viernes 13 de septiembre de 2024, el maestro Zenón madrugó a ducharse y a lucir sus mejores galas para cubrir los pormenores del homenaje que la alcaldía de Málaga le rindió a su amigo, el matemático, acto solemne que tuvo como escenario el atrio de la Catedral, con una plaza copiosa de delegaciones y bandas de guerra, integradas por los colegios antes mencionados, con la presencia de autoridades cívicas, eclesiásticas y militares.
El burgomaestre Darío Moreno Méndez invitó al destacado calculista y a su señora esposa Marlene García González a izar los pabellones. Acto seguido, el oferente exaltó la grandeza del homenajeado por su vida y obra dedicadas al estudio e investigación de las ciencias exactas, presentándolo ante la concurrencia, y con énfasis al estudiantado, como un modelo a seguir de vocación y disciplina; digno embajador de Málaga en el exterior. García Serrano correspondió a la generosidad del honorífico reconocimiento, aduciendo que, en su larga trayectoria de matemático, y desde el otro lado del Atlántico, en particular Madrid, donde reside con su familia, siempre ha llevado a Málaga en su corazón.
Súpercerebro en acción
-«¡Cómo lo hará!».
-«Increíble, pero fuimos testigos».
-«Cuándo volveremos a ver algo semejante».
El reloj marcaba la una y 35 de la tarde de aquel memorable viernes 13 de septiembre de 2024, y el profesor Jaime García Serrano era aclamado de pie en el auditorio del Instituto Técnico Industrial Emeterio Duarte Suárez, desde las 11 de la mañana copado de estudiantes, profesores, padres de familia, periodistas, público en general y un jurado integrado por ingenieros y maestros de matemáticas de la Universidad Industrial de Santander, que certificó y sustentó ante la autoridad local 8 nuevos Guinness Récords, esta vez de complejos cálculos con funciones trigonométricas (seno, coseno, tangente, cotangente; arco seno, arco coseno, arco tangente y arco cotangente), con resultados en fracciones de segundo.
En el colofón de la sesión anunciada como una hazaña sin precedentes de cálculo, que superó con creces los 6 Guinness Récords registrados por el calculista malagueño, el matemático venezolano Richard Junior Doncel Martínez, docente de la Universidad Industrial de Santander, resumió que las operaciones desarrolladas por el eminente calculista, si se realizaran a lápiz y papel, podrían gastar horas y horas.
«Podríamos sacarlas en la calculadora, por supuesto; pero con su método sobrenatural, el profesor García arroja los resultados de cada una de las funciones (trigonométricas), con solo dar un vistazo a un número de 16 cifras, en cuestión de segundos.
Había tenido el privilegio de verlo en otros desafíos, pero estos retos con funciones trigonométricas que resolvió en su tierra, supera los anteriores: multiplicar potencias, dividir factoriales, y luego sumar esas operaciones entre sí, todo con su prodigiosa ‘calculadora mental’, y a una velocidad increíble, es un hecho excepcional», agregó Doncel Martínez, como efectivamente se produjo ante la perplejidad colectiva del auditorio.
«Las operaciones que hizo el profesor García las hace la calculadora con base a los polinomios de Taylor, o las series de Maclaurin. Es asombroso, y de hecho inexplicable, que él lo resuelva con tanta facilidad y con una rapidez impresionante. Es un don que Dios le dio, y al que el profesor le ha sacado el mayor provecho por su interés y disciplina, y su entrenamiento diario. Una vida dedicada al estudio de las matemáticas» concluyó Doncel Martínez.
El balance de los 8 nuevos Guinness Récords del matemático malagueño fue de 80 pruebas en total: 40 de funciones trigonométricas de seno, coseno, tangente y cotangente, con resultados en 16 decimales; y 40 de funciones de arco seno, arco coseno, arco tangente, y arco cotangente, con resultados en grados y un decimal.
Todas las pruebas, con un promedio de 0,5 segundos en las respuestas, y un margen de error del 3%, quedaron estipuladas en el acta notarial firmada por el jurado y los testigos presentes en el auditorio del Instituto Técnico Industrial Emeterio Duarte Suárez, de la ciudad de Málaga, con fecha del viernes 13 de septiembre, de 2024.
«¡Cómo lo hará!»
Al final, no cesaban palmas, felicitaciones, demostraciones de afecto y simpatía ante el nuevo prodigio logrado por el cerebro superdotado capaz de ganarle a la calculadora, que contrarresta por estas fechas los mediáticos pronósticos de la inteligencia artificial.
Un niño colegial emergió de la concurrencia para felicitar al profesor García, y tomarse una foto con él. El dibujante y músico Víctor Manuel Guarín Maldonado le hizo entrega de un admirable retrato en carboncillo. Se alzaron copas pletóricas de vino, en un brindis colmado de regocijo.
El maestro de la fotografía Zenón Cáceres Ojeda no paraba de registrar el acontecimiento. El obispo de La Dorada, Caldas, Hency Martínez, hombre bonachón y de fino humor, amigo de toda la vida de García Serrano, expresó: «Lo que Jaime al fin no pudo hacer con los pies, lo hizo con la cabeza», en referencia al jovencito que prometía ser un crack con el balón, pero que se decidió por los goles olímpicos de las matemáticas.
El profesor de física y química Reynaldo Pacheco que, a sus 19 años, entre 1975 y 1977, le dictaba clases al alumno Jaime García Serrano en el Instituto Técnico Industrial Emeterio Duarte Suárez, manifestó que en esa época aún no vislumbraba el apego por los números. Incluso, dijo, que perdía matemáticas.
«Fue al regreso de las vacaciones de Semana Santa, del último año (sexto de bachillerato), cuando Jaime demostró su habilidad con los dígitos. Tendría 18 años. Al poco tiempo fue que se convirtió en un genio, cuando se conoció la noticia de su primer Guinness Récords, y todo lo que ha logrado desde entonces. Una mente brillante que nos llena de orgullo en Málaga, porque es nuestra representación ante el mundo», celebró el profesor Pacheco.
«Cómo lo hará». «Increíble, pero fuimos testigos». «Cuándo volveremos a ver algo semejante», fueron algunas frases que salían de los corrillos, mientras el renombrado calculista era acaparado por la primera autoridad del municipio, el señor obispo, el comandante de la policía, los profesores que atestiguaron sus nuevas hazañas; su hermano Jairo, la señora esposa del matemático, y las amigas y amigos que lo vieron crecer, formarse y consagrarse como el súper cerebro que le gana a la computadora.
Con el lema institucional «Cómo preparar estudiantes para la vida», la profesora Dora Isabel Mojica de Granados sintetiza el currículum del científico Jaime García Serrano, su amigo de la adolescencia.
«Un chico que nace en la entraña de una familia humilde de 10 hermanos, un padre taxista y una madre con una maestría en el noble y dedicado oficio de la crianza; que en el popular barrio Modelo competía con el balón y los juegos de infancia, y que de repente resulta un genio para las matemáticas.
Jaime es una persona a quien su pueblo sigue viendo como aquel jovencito triunfador que regresaba en enero de Europa a las fiestas de Málaga, y que no obstante su altura intelectual, saluda de mano a sus amigos y paisanos, y saca tiempo para tomarse un tinto con ellos. Han pasado muchos años, y Jaime sigue siendo el mismo malagueño sencillo, alegre y condescendiente, que a donde vaya, lleva a su tierra con la frente en alto, y el honroso eslogan de su cosecha: ‘Málaga en el foco mundial'».
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