Cuarto día de la visita pastoral del Nuncio Apostólico, monseñor Paolo Rudelli, representante de Su Santidad el Papa Francisco, en Colombia, a la Diócesis de Cúcuta
Hoy, 11 de noviembre de 2024, finalizó la Visita Pastoral del Nuncio Apostólico, monseñor Paolo Rudelli, representante de Su Santidad el Papa Francisco, en Colombia, a la Diócesis de Cúcuta. El día comenzó con la visita al Monasterio Ave María, de las Hermanas Clarisas, ubicado en el barrio Circunvalación, en la calle 17 con avenida 13, donde presidió la Eucaristía en compañía de monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta y en la que concelebraron algunos sacerdotes y participaron gran cantidad de fieles. Durante la homilía basado en las lecturas del día, mencionó que: «Las hermanas que viven aquí y los sacerdotes, somos testigos de cómo la fe mueve montañas, y cómo en la vida de nuestros hermanos y feligreses, la fe permite llevar pesos enormes a pesar de todas las dificultades»; además expresó que la fe «permite perdonar» con espíritu de «entrega y fidelidad».
Monseñor Rudelli, refiriéndose a aquellos llamados a la vida consagrada, expresó que: «Dios se sirve de nuestra fe para celebrar sus dones; es decir, nosotros damos algo que no es nuestro». Además, envió un mensaje a esta Iglesia Particular de: «suscitar la fe» como «tarea que Dios confía a cada uno de nosotros como creyentes, y como discípulos misioneros» y de cómo estamos llamados a «compartirla», mencionando que esta fe no es simplemente humana sino «un don de Dios».
Hacia las 9:00 a.m., se dirigió al Seminario Mayor Diocesano San José, “la casa y escuela de Jesús, corazón de la Diócesis de Cúcuta”, donde le ofrecieron una cálida bienvenida a través de cantos religiosos. Le recibió el rector del Seminario, el presbítero José María Castro Almanza, sacerdotes, formadores y seminaristas, y le expresaron unas palabras de bienvenida. A su vez, monseñor Rudelli, Nuncio Apostólico, dedicó un espacio de formación a estos jóvenes, a través de una breve conferencia, en donde resaltó que el seminarista debe tener tres grandes actitudes: «ser generosos, ser alegres y ser dóciles»; sin embargo, destacó que «no hay seminaristas perfectos», ya que su camino de instrucción, «es siempre una obra en construcción».
Monseñor Paolo Rudelli finalmente animó a estos jóvenes que deciden a diario seguir a Cristo, a «no tener miedo de que el Espíritu me instruya», esto sin nunca olvidar «de dónde vienen». Así mismo les animó a continuar el camino con Jesús; pero de manera especial, insistió en trabajar en las cuatro dimensiones en la cuales la Iglesia siempre ha formado a los ministros, para que puedan seguir sirviendo al pueblo de Dios.
Hacia las 10:30 a.m., arribó el clero diocesano de Cúcuta, para presenciar la bendición del remodelado auditorio ‘monseñor Alberto Giraldo Jaramillo’. Luego les impartió una charla de formación, donde les compartió tres numerales del documento conclusivo del Sínodo de la Sinodalidad, para que sintieran la motivación, que la Iglesia, el Papa y la comunidad de los creyentes, siguen buscando las mejores formas de servir al Señor y alcanzar la salvación.
En la jornada de la tarde, cerca de las 3:00 p.m., monseñor Paolo Rudelli continuó sus encuentros con las personas a la vida consagrada, esta vez con los religiosos y religiosas de nuestra Diócesis de Cúcuta; en donde, desde el auditorio monseñor Alberto Giraldo Jaramillo del Seminario Mayor Diocesano San José, fue recibido por estos hombres y mujeres de fe quienes les expresaron sus palabras de bienvenida y gratitud.
Después del recibimiento, el Nuncio Apostólico comenzó explicando la función que tiene de representar al Papa ante las autoridades de un país. Posteriormente comentó con los religiosos presentes, la cuarta catequesis del Papa Francisco, sobre la ‘Pasión por la Evangelización’, basándose en el llamado hecho por Jesús en el capítulo 10 de san Mateo; monseñor Rudelli lo resume en tres preguntas: ¿Por qué?, el ¿qué? y el ¿cómo?
Al terminar este encuentro, rezó las vísperas con los religiosos y los invitó a recordar siempre que la vida religiosa no es estática, que en medio de los cambios que se tienen, «hay que volver a re-centrarnos en lo que anunciamos desde el corazón, el Reino de los Cielos».
La visita del Representante de Su Santidad el Papa Francisco, monseñor Paolo Rudelli, Nuncio Apostólico, terminó bajo el amparo de la Santísima Virgen María con el rezo del Santo Rosario desde la Basílica Menor Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, presidido por su Excelencia. En compañía de monseñor José Libardo Garcés Monsalve, Obispo de la Diócesis de Cúcuta; monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, Arzobispo de Nueva Pamplona, sacerdotes de la vicaría san Luis y fieles de la misma, se pidió la intercesión de la Santísima Virgen María por esta Iglesia Particular y por la paz, bajo la contemplación de los misterios gozosos.
Al finalizar el Santo Rosario, monseñor Paolo Rudelli expresó que: «es una gracia del Señor poder finalizar mi visita Pastoral en esta Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá». Además, recordó que, el contar con un Basílica en Cúcuta, es tener una «Casa del Rey» y esta Casa quiere «ser la Casa del Rey de la paz», donde recibirá con amor a todos los fieles peregrinos que devotamente pedirán la intercesión de la Madre de Jesús.
Esta Iglesia Particular, en compañía del Nuncio Apostólico ha rezado el Rosario por la paz «recordando las guerras que traen muerte y destrucción en muchas partes del mundo» y más aún las «razones que tenemos para orar por esta región que necesita la paz». Pedirla como don de Dios, para «ser constructores de paz», y pidiendo a la Virgen para que «su hijo termine la violencia, las extorsiones, la guerra, para que termine toda violencia, y sean lugares de reconciliación; se superen las discordias de nuestras comunidades, y para que en nuestros hogares se pueda construir la paz».
También se hizo el anuncio de la concesión del año jubilar que el Santo Padre Francisco otorga a esta Basílica, en el marco de los cien años de la primera coronación del lienzo. Dicho año jubilar iniciará el 9 de julio de 2025.
Finalmente invitó para que «esta basílica sea un signo de paz del Señor, con ayuda de esta comunidad, haciendo siempre la voluntad de Dios». Diciéndole a la Virgen María en nuestra oración que: «mirándote a ti, sintamos ese compromiso de cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas y en nuestras comunidades».
Ver galería.