En el centro de Bogotá, en más emblemática e histórica zona de la Localidad de La Candelaria, la más pequeña de las 20 que tiene la ciudad, está Jeremías, la tienda de barrio que, tras 422 años de fundada, sigue en pie dándole la pelea a ARA, D-1 y Oxxo.
Jeremías está ubicada entre la Calle de la Esperanza y la Calle de la Rosa con Carrera 4, en toda una esquina, muy cerca del famoso y turístico chorro de Quevedo, la Plaza de Bolívar, iglesias centenarias y antiguos museos.
Cuenta la historia que en 1602 un ciudadano español de nombre Manuel Jeremías de la Cabrera y Dávalos fundó la tienda que hoy, con más de 400 años de historia, tiene el mérito de ser la más antigua de Bogotá.
En algún momento, la tienda se llamó Geremyaz, nombre algo cercano a la palabra Jeremjas que en el idioma checo traduce Jeremías. Aunque la tienda fue fundada a principios del siglo XVII, en sus primeros años no tuvo gran acogida y pasó por muchos altibajos.
Pasaron más de 200 años y en 1819, cuando el país comenzó su vida republicana, la tienda Jeremías alzó el vuelo y se hizo popular entre las familias bogotanas de la entonces pequeña ciudad.
Aunque conserva su nombre original, la tienda ha tenido muchos dueños y todos los propietarios han sido comerciantes de oficio. Uno de ellos se llamaba Fulgencio, a otro en la década de los 60 le decían Cochise porque le hacía propaganda a la Vuelta a Colombia en bicicleta en la que participó Martín Emilio ‘Cochise’ Rodríguez.
Una casualidad salvó a la tienda Jeremías de la quiebra
A lo largo de su historia, la tienda Jeremías ha pasado por las manos de más de 15 personas. El actual dueño, Manuel Cabrera Teherán se la compró a Jorge Fajardo en 2005 y por casualidad, tiene el mismo nombre del español que la fundó en 1602.
Cabrera Teherán, oriundo de Pasto, con ascendencia argentina por la línea materna, espíritu de comerciante heredado, hábito de comprar y vender, un buen día se impuso la tarea de buscar un sitio apropiado en Bogotá para ganarse la vida. Por un aviso clasificado que leyó en un periódico, llegó a la tienda que estaba quebrada, sin surtido y a la que solo le quedaba la estantería.
En ese momento, su dueño Jorge Fajardo estaba buscando un socio capitalista para levantarla nuevamente. Sin embargo, a don Manuel no le sonó mucho la idea de ser socio y puso sobre la mesa una oferta para comprar el negocio. Fajardo no pudo resistir la tentación y vendió la tienda que le resultó buena, bonita y barata a su nuevo dueño.
Hace ya 18 años, Cabrera Teherán atiende su tienda y desde el mismo momento en el que la compró, se dedicó a recuperar el nombre original que estaba perdido, pues durante algún tiempo, había sido conocida como la tienda Siberia, la tienda de la esquina o la tienda del vecino.
Hasta el aviso vende la tienda Jeremías cuatro siglos después de fundada
Desde su fundación hace 422 años, la tienda Jeremías ha vendido productos autóctonos, procedentes de diversas regiones colombianas tales como almojábanas, garullas, chocolate, vino y dulces, en general. Cuando don Manuel comenzó a administrarla, poner en pie el negocio fue duro, buscó proveedores, la decoró con cuadros antiguos y productos artesanales para mantener la tradición.
En la fachada de la tienda don Manuel siempre ha tenido un letrero que ha cambiado varias veces porque a la gente le llama la atención y terminan comprando hasta el aviso que está avaluado en $ 1.200.000. El actual es el séptimo porque los seis anteriores los vendió a $ 500.000 pesos.
Al entrar a Jeremías, los compradores procedentes de diferentes partes de Colombia y el mundo se transportan al pasado porque conserva todo el mobiliario antiguo hecho en madera, desde la estantería hasta las puertas de la casa donde funciona el establecimiento.
En las estanterías de la tienda Jeremías, la mayoría de los productos exhibidos no se consiguen en ninguna otra parte de Bogotá. Hay cucas, crespas, polvorosas, marquesas, tumes, argentinos, brevas con arequipe y naranja con arequipe, pero definitivamente, las cocadas son las más apetecidas y las que más se venden a precios muy económicos.
En sus comienzos, 422 años atrás, el dueño español Manuel Jeremías de la Cabrera y Dávalos vendía especias, paños y oro, todo por encargo. Antes como ahora, nunca cierran, atienden los 360 días del año de 8 de la mañana a 8 de la noche.
A diario, la tienda recibe gente de la farándula, personajes de la política y hasta expresidentes como Álvaro Uribe Vélez o Juan Manuel Santos. Pese a recibir tan ilustres visitantes y compradores algunas veces, Manuel Cabrera, el dueño de la tienda Jeremías teme por su incierto futuro, pues cree que podría desaparecer porque las ventas han bajado por la competencia con otras tiendas de barrio.
Se apoya en el nombre, en la tradición y la historia que cuentan esas cuatro paredes para continuar dándole la pelea a las tiendas que tienen un gran músculo financiero detrás como D1, ARA y Oxxo, aunque la competencia es muy dura y desigual hasta el punto de llegar algunas veces a pensar en venderla, en otras, tirar la toalla o delegar en alguien la administración.
Mientras atiende la tienda, deja atrás los pensamientos ocasionales de agobio, recuerda que así se sienta cansado, estar detrás del mostrador es divertido y espera estar ahí mientras tenga aliento para continuar manteniendo a Jeremías por otros cientos de años como hasta ahora.
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