Papeletas, tacos o mechas, voladores, volcanes, totes, cohetes y chispitas han causado 546 nuevas víctimas, de las cuales, 195 son niños, niñas y adolescentes que quedarán marcados para toda la vida tras una efímera celebración decembrina en donde Bogotá, Cali o Medellín, que con sus alboradas, disputan el primer lugar en la siniestra estadística del número de personas quemadas por pólvora en Navidad y Año Nuevo.
No a la pólvora dicen los alcaldes de Cali, Alejandro Eder; Bogotá, Carlos Fernando Galán y Medellín, Fico Gutiérrez, pero sus palabras y prohibiciones legales parece que han sido inútiles, pues las cifras de personas quemadas, animales afectados y muertos, según el Instituto Nacional de Salud, han aumentado 16,9 % en lo que va de diciembre y en comparación con el mismo periodo de 2023.
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Lo más preocupante es que los casos de menores de 18 años de edad quemados aumentaron 22,6% y alcanza los 159 casos de lesionados con los artefactos pirotécnicos. En Cali, las autoridades extreman los controles para evitar el uso de la pólvora y lograr que los caleños bailen, disfruten su tradicional Feria y no se repita la muerte de animales como ocurrió esta semana a dos antílopes de la India en el Zoológico de la ciudad.
Aunque Cali no figura en los primeros lugares de la siniestra clasificación de quemados en el país, el alcalde Alejandro Eder no ha dejado de librar esta batalla porque para él es prioritario decirle: “No a la pólvora” y lograr que ni un solo caleño quede afectado toda la vida por secuelas de quemaduras decembrinas.
Con base en datos del Instituto Nacional de Salud, Bogotá es campeona en número de quemados con 76 casos, le sigue el Departamento de Antioquia que iguala al Distrito Capital y después está Atlántico con 31 casos, Cauca y Norte de Santander con 28 casos cada uno; Córdoba con 25, Barranquilla, Cali y Cundinamarca con 23 casos en esos territorios y finalmente, Nariño y Santander con 22 tragedias similares en esos Departamentos.
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Desde noviembre, la Personería y la Alcaldía de Cali coordinaron acciones para hacer efectiva la prohibición de venta y uso ilegal de la pólvora por parte de personas y empresas no autorizadas. Se sabe que en la capital del Valle del Cauca, funciona desde hace 60 años, una empresa familiar que es una de las pocas de la región que manejan profesionalmente eventos con fuegos artificiales.
En este contexto, se creó el Escuadrón Antipólvora, conformado por miembros de la Policía que se han dedicado a realizar una labor preventiva que contribuya a disminuir las cifras de quemados en Cali y el Valle del Cauca y otra operativa, orientada a perseguir la comercialización ilegal. Hasta ahora, han logrado incautar 116 kilos de pólvora.
Aunque la Policía de Cali controle la comercialización de los artefactos pirotécnicos en los diferentes sectores de la ciudad, los ilegales se las ingenian para vender la pólvora en sitios clandestinos a una población que sigue comprándola sin medir los riesgos, ajena a los continuos casos de personas quemadas, a los avisos de los hospitales sobre la gravedad de la situación y a los mensajes coercitivos de las autoridades.
Esta falta de autocuidado se traduce en que las lesiones de las víctimas, que les dejan un mal recuerdo para toda la vida, generalmente afectan la cara. Muchos, sufren graves lesiones en los ojos que son las más frecuentes, seguidas de las heridas en las manos, el cuello 6 y el tronco, en su orden. En algunas circunstancias de las que se han presentado, la gravedad de las lesiones ha requerido amputaciones para salvar la vida de las personas afectadas.
Quién produce y cómo llega la pólvora que se vende y usa ilegalmente en Bogotá
Bogotá, que es la ciudad a la que Cali no le quiere seguir los pasos porque es un caso crítico en materia de quemados con pólvora, la producción y comercialización es ilegal, pero lo cierto es que se compra y vende con facilidad en el Distrito Capital.
Al parecer, la pólvora que circula en Bogotá es producida en Soacha, Cundinamarca, por la Fábrica El Vaquero, de propiedad de la Familia Carvajal Castaño y es totalmente legal, pero entra ilegalmente a la capital donde está prohibido el uso y la comercialización.
Los totes, voladores, chispitas, cohetes y otros similares se comercializan de forma clandestina en localidades como en Suba, donde hasta el 23 de diciembre, se registraron 15 casos de quemados con pólvora, mala práctica que afecta no solo a quien manipula ese tipo de explosivo, sino a quien se encuentra cerca. En Bogotá, ya son más de 70 quemados, 28 de ellos menores de edad y las cifras no solo tienen preocupado al alcalde Carlos Fernando Galán.
De acuerdo con reportes entregados por concejales de Bogotá como Óscar Ramírez Vahos, del Centro Democrático, la pólvora llega al Distrito, campeón en número de víctimas, por el corredor de la Autopista Sur en todo tipo de transporte: buses públicos intermunicipales, carro particular, moto y bicicleta.
Las personas que se dedican a la comercialización, compran la pólvora al menudeo en la fábrica, para luego transportarla consigo sin medidas de seguridad, con una inadecuada manipulación que pone en riesgo la vida de quienes la transportan y de las demás personas alrededor.
En los controles establecidos, la Policía Metropolitana de Bogotá ha logrado incautar 10 kilos de pólvora que iba a ser comercializada de forma ilegal en varias estaciones de Transmilenio como León 13, Terreros, San Victorino, Bicentenario, San Facon y los portales de Suba y Usme.
A su vez, por los casos de personas quemadas, la Policía ha impuesto más de 90 comparendos y algunas multas superiores al 1 millón de pesos por tenencia y manipulación de pólvora de manera ilícita. En total, durante este mes de diciembre, han incautado más de 2 toneladas de pólvora en Bogotá.
Si por Bogotá llueve pólvora, en Medellín no escampa
Medellín, con sus alboradas y con el Atlético Nacional como campeón de fútbol, también compite con Bogotá y Cali por el poco honroso primer lugar de número de quemados por pólvora.
De hecho, en las últimas horas, Antioquia lidera el número de quemados con 7 casos en menos de 24 horas y alcanza las 84 personas quemadas en todo el Departamento en lo que va de diciembre, superó a Bogotá que llegó a los 80 y Santander a los 32.
Entre los lesionados se encuentran 26 menores, 9 personas que han sufrido daño ocular y 7 que han presentado amputaciones, las secuelas, les quedarán para toda la vida, mientras los alcaldes locales y la sociedad en general, claman inútilmente: “No a la pólvora”.
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